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Francia y la obsesión por la seguridad

  • Después de los atentados Hollande ha absorbido parte del discurso del ultraderechista Frente Nacional sobre patriotismo e identidad

Con una aplastante mayoría absoluta de 551 votos a favor por seis en contra la Asamblea Nacional francesa aprobó la prórroga por tres meses del estado de excepción una semana después de los atentados en París del 13 de noviembre. Sin embargo, se alzan voces de alarma, ya que el Gobierno socialista de François Hollande quiere alargar el estado de excepción a seis meses y darle carácter constitucional. Por ello, cada vez más políticos franceses alertan sobre el peligro de que se abuse de la situación actual.

Para las elecciones regionales de mañana la obsesión por la seguridad del Ejecutivo de Hollande, que en los últimos tiempos se vio acosado por el avance del partido ultraderechista Frente Nacional (FN), puede jugar a su favor. Después de los atentados Hollande se adueñó de los temas favoritos del Frente Nacional: seguridad, patriotismo e identidad. El Gobierno llamó a sus ciudadanos a honrar la memoria de las víctimas del terror izando la bandera francesa. Incluso el himno nacional, de capa caída en los últimos tiempos, volvió a ponerse de moda. La Marsellesa, que contiene pasajes como "Hasta que la sangre de nuestros enemigos tiña nuestros campos" o "Vuestros hijos y compañeros serán degollados", era considerada por muchos hasta hace no mucho tiempo como sangriento y racista y era mal vista sobre todo por la izquierda. Ya no es así, y la ola de patriotismo que se vive en Francia parece estar beneficiando al presidente Hollande mucho más de lo que cabía esperar.

Según una encuesta del instituto Ifop, la valoración del presidente se ha disparado hasta un 50%, un salto de más de 20 puntos. Por diferentes segmentos ideológicos, la valoración de Hollande ascendió 24 puntos entre la izquierda y 16 entre la derecha.

El primer ministro, Manuel Valls, pertenece al sector más obsesivo con la seguridad, algo en lo que sus críticos ahondan acusándole de fomentar el miedo. Tras los ataques, Valls llegó a advertir sobre el peligro de sufrir nuevos ataques con armas químicas y exigió que se frene inmediatamente la afluencia de refugiados. "Si decimos que estamos en guerra y que tenemos que lidiar con una amenaza terrorista puntual, hay que ser consecuente", repite como argumento.

Durante el estado de excepción, las autoridades de seguridad francesas tienen competencias más amplias: se cierran páginas web, se disuelven asociaciones radicales en mezquitas y se pueden poner bajo arresto domiciliario a sospechosos sin orden judicial.

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