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Los integristas detenidos en Francia preparaban atentados

  • Un juez de origen judío era uno de los objetivos de la red desarticulada en varias ciudades · Sarkozy anuncia una ofensiva "sistemática" contra estos grupos

Los presuntos cabecillas del grupo islamista Forsane Alizza detenidos el pasado viernes y presentados ayer ante el juez acusados de terrorismo, se habían armado, se entrenaban y habían fijado objetivos para atentar en Francia.

Un total de 13 de los 17 arrestados la semana pasada en diferentes puntos del país como miembros de este grupo -al que se vincula con Al Qaeda y prohibido por decreto del Gobierno a comienzos de marzo- deben ser inculpados y eventualmente ingresar en prisión a petición de la Fiscalía ante sus sospechas de "la inminencia de pasar al acto".

El fiscal jefe de París, Francois Molins, explicó ayer en conferencia de prensa que diversas pruebas han permitido confirmar que preveían "cometer acciones violentas en territorio francés", así como conocer algunos de sus objetivos, como el secuestro de un magistrado en Lyon y de responsables religiosos.

Molins puntualizó que el proyecto de secuestro se encontraba en una fase "intelectual" en el caso del juez Albert Lévy, que es judío, aunque no se sabe si estaba en el punto de mira por eso o por sus funciones como magistrado que se encargó de la instrucción de uno de ellos.

El secuestro del juez Lévy -al que por esa razón se ha puesto vigilancia policial- se había tratado en una reunión en Lyon el pasado mes de septiembre.

En cualquier caso, el fiscal de París justificó la redada la semana pasada contra los componentes de esta organización salafista a la que la justicia investigaba desde el pasado mes de octubre de acuerdo con informaciones de los servicios secretos porque "hay pocas dudas sobre sus intenciones".

Se les requisaron una decena de armas (incluidos tres kalachnikov), consultaban sitios de internet que ilustran cómo elaborar explosivos y en una web propia reclamaban "la creación de un califato" en Francia para aplicar la sharia (la ley islámica), justificaban el recurso a la yihad (guerra santa) y se preparaban para "una guerra civil".

La vigilancia física y telefónica de sus principales dirigentes, y en particular Mohamed Achamlane, a quienes todos llamaban "el emir", mostró que contaban con una red de responsables en diferentes ciudades de Francia como París, Lyon, Nantes, Marsella y Niza. Se reunían semanalmente, organizaban entrenamientos físicos en parques y bosques de París y de su región así como sesiones de adoctrinamiento.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, anunció ayer que en las próximas semanas habrá nuevas operaciones contra los grupos de integristas islámicos radicales y que se les aplicará la regla de la "tolerancia cero".

"En las próximas semanas, continuaremos este trabajo absolutamente sistemático que consiste en garantizar la seguridad de los franceses", añadió el jefe del Estado, candidato a su reelección en las elecciones que se celebrarán el 22 de abril para la primera vuelta y el 6 de mayo para la segunda.

Sarkozy negó que recibiera dinero ilegalmente para la campaña para su elección en 2007 de la familia Bettencourt, principal accionista de L'Oréal.

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