Cuatro agentes de la Policía Nacional destinados en la Comisaría de El Puerto de Santa María en 2008 se han sentado en el banquillo de los acusados durante las tres sesiones que ha durado el juicio en la Audiencia Provincial que ayer quedó visto para sentencia.

Un rifirrafe, según los letrados, ocurrido en los calabozos de las dependencias policiales entre los agentes y un detenido, que responde a las iniciales F.J.J.A., en julio de hace cinco años llevó a un cruce de denuncias por agresión. El entonces arrestado por hacerse pasar por policía fue absuelto de un delito de atentado contra la autoridad por el Juzgado de lo Penal número 4 de Cádiz. La vista oral que concluyó ayer juzga a los agentes acusados de un delito contra la integridad moral y falta de lesiones por los mismos hechos.

Las partes sólo encontraron acuerdo en dos aspectos en la última sesión. Por una parte, la falta de comprensión de por qué se había llevado así el procedimiento; por otra, retirar la acusación a uno de los agentes que no había participado activamente en los hechos juzgados. En todo lo demás, versiones contradictorias sobre lo que aconteció en los calabozos de la Comisaría portuense en 2008.

La fiscal retiró la acusación del delito contra la integridad moral porque considera que no ha quedado acreditado el trato vejatorio y humillante al detenido, que según se había relatado en el escrito provisional se había hecho sus necesidades encima y no le habían suministrado medicación necesaria. Las diferentes testificales de policías y testigos, otros dos detenidos en los calabozos, origina dudas sobre los hechos. Sí mantiene la falta de lesiones, aunque considera autores sólo a dos de los policías procesados, A.M.M. y F.J.A.D.

La acusación particular mantiene la petición del delito contra integridad moral y la falta de lesiones, también para el agente A.M.N. Considera que se produjo un trato "altamente degradante", que entraron los agentes en tropel al calabozo porra en mano con actitud de humillar e intimidar, además de producir diversas contusiones acreditadas por un informe médico forense.

Los letrados de los tres acusados defienden que las lesiones pudieron producirse por la caída o resistencia a los agentes por parte del denunciante. Además, añadieron en su informe definitivo que las porras reglamentarias dejan marcas características que no se corresponden con los hematomas que presentaba el detenido. Otro dato con el que argumentaron su defensa se basa en que la acusación del denunciante se produjo después de que fuese denunciado por los agentes y tuviera el señalamiento de juicio rápido.

Uno de los elementos clave se encuentra en las cámaras de seguridad de las dependencias policiales y cuyas cintas ya fueron requeridas en el juicio que absolvió al ahora denunciante. La cinta que debía contener las grabaciones de las cámaras del día de los hechos reproduce un programa de televisión sobre los Juegos Olímpicos de Pekín. Acusación y defensa argumentan que de existir esas imágenes respaldarían su versión.