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Cultura

Adiós al 'señor de los caballos'

  • Fallece a los 72 años un pintor íntimamente ligado al mundo del caballo y del flamenco · Artista polifacético, su obra está repartida por los cinco continentes · Su padre fue su gran influencia.

Sobre las ocho de la tarde de ayer, uno de nuestros artistas más internacionales, Francisco Toro Iglesias, Paco Toro, se encontró con la muerte en su habitación del Hospital Juan Grande, donde permanecía desde el pasado martes. Un derrame cerebral acabó con la vida del artista, que desde hace cerca de diez años padecía la enfermedad degenerativa de alzheimer, y últimamente, había sufrido dos infartos cerebrales y un encharcamiento de pulmones.

Cierto día de 2006 le pregunté a Paco Toro si la consagración definitiva de un artista era su muerte. Él me respondió así, desviando su contestación con su padre en la mente. Aquello era adoración. De hijo a padre. "Si el artista es un  ser sensible, que lo hereda de su padre como fue el mío... Tú me estás haciendo  una pregunta y ahora mismo te digo de verdad que tengo que decirte la verdad absoluta. Pero el modelo de padre que yo tuve fue un modelo en una época muy atrás, que empieza a levantar cabeza  y a ponerse una cometa, y poner en El Carmen un tinglado para hacer las lunas de las bodegas, esas grandes que se hacían con plata. Todo eso lo tuvo mi padre en sus manos".

Así era Paco Toro Iglesias, Paco Toro, el hombre dicharachero, alegre y divertido, la eminencia del caballo, sagaz, alegre y altivo a veces, un artista irrepetible. No confundamos a Paco como el artista de los caballos, que lo fue, y del que quedan unas novecientas obras. Fue también el artista del paisajismo, de la naturaleza muerta, de los bodegones y de un sinfín de motivos. Artista como su familia, con su tío Manolo, su hijo Rafael, su hermano Fernando o su sobrino Manuel.

Un día de febrero de 1939 venía al mundo  Francisco Toro Iglesias. Lo hizo en la calle Consistorio, en una casa del piso superior de la capilla del Señor de la Puerta Real, en medio de un ambiente de artistas. Hijo y nieto de pintores, sintió su vocación en los primeros cinco años de su vida. La figura de su padre es decisiva en su trayectoria. Se llamó Fernando Toro Ramírez, uno de los pintores que más influyó en las generaciones posteriores. Elegante en el vestir, era muy sibarita, siempre iba con su bastón, "que no podía acercarse un  perro. Pero después tenía un  artículo -contaba Paco- y era 'el que lo daba todo'. Y eso también es malo. Y ese modelo lo tengo yo. O sea, que yo tengo cuadros colgados en casas que ni los he cobrado ni sé por qué están ahí".

Desde muy pequeño, Paco se sintió interesado por la creación artística y, a base de dedicación, esfuerzo y trabajo diario, llegó a ser un gran exponente del estudio y definición plástica del caballo cartujano, seña de identidad tradicional de su Jerez natal.

Eran los duros años de la postguerra. Paco realizaba múltiples tareas limpiando pinceles, acudiendo al taller familiar, comprando pinturas en Quirós o haciendo recados, mientras dedicaba su tiempo libre a hacer sus primeros dibujos.

En 1957 se instaló en Madrid, donde pintó en el Círculo de Bellas Artes y recibió lecciones del gran  pintor Vázquez Díaz, casó luego con la jerezana Carmen Perea, la santa Carmen, con quien marchó años después a Barcelona, donde nacieron sus cinco hijos. En esa época y gracias a una galería americana, sus pinturas viajaron por vez primera a Estados Unidos.

Pero no es hasta 1987 cuando el estudio del caballo se convierte en tema por excelencia en la plástica de Paco Toro. A partir de ahí, comienza una excelente trayectoria de críticas y éxitos, que inicia con una muestra monográfica de 42 obras en folios de gran formato, a base de tintas y acrílicos que se expone con motivo de la declaración de la Escuela Ecuestre como Real, durante la visita a Jerez de los reyes de España.

De vuelta a Jerez, Paco buceó en sus raíces, comenzó una nueva época pictórica con temática más costumbrista, expuso en Madrid, México y Jerez, trabajó para la galerista Silke Reclam y llevó  un trabajo de catorce caballos en el descubrimiento de América hasta el pabellón de Ran Xerox durante la Expo 92, una muestra que viajó por lugares como Madrid, Hong Kong o Kansas. En la actualidad, la obra de Paco está repartida por los cinco continentes en colecciones públicas y privadas. En su haber tiene, además de realizar cientos de viajes que han enriquecido al artista y a la persona, la autoría de numerosos carteles anunciadores, entre ellos de la Feria de Jerez o el cartel extraoficial de la Semana Santa, además de títulos como Premio Ciudad de Jerez y posee una calle con su denominación.

Pasaron los años y, en 2003, la vida le dio un zarpazo. En momentos tan brillantes, le arrebató un hijo, algo muy difícil de superar por una persona hipersensible. Paco Toro se refugió entonces en su estudio del número 4 de la calle San Marcos en medio de un maremagnum de cuadros, el estudio en el que contaba siempre sus proyectos y que su familia los quiere llevar a la realidad. Había lienzos de todo tipo, algunos por hacer, otros por restaurar. Carmen, su inseparable Carmen, no se despegó de él. Puede que tanta tragedia trastornara al genio. Cuando lo conocí, allá por los ochenta, a Paco en 'La Tasca', era todo desparpajo y ocurrencia, bebiendo su copa de fino con excesiva moderación y divirtiendo al personal con sus anécdotas sobre sus amigos 'El Beni' de Cádiz o Felipe Campuzano. Tras la desgracia, los años le pasaron factura. Paco era el de siempre, el hombre divertido, creativo, ocurrente y que sintió adoración por su mujer. Una enfermedad degenerativa le sumió en altibajos, pero siempre mantuvo su buen sentido del humor. 

- ¿En el sufrimiento hay límite?

- Si hablas de límite como algo en lo que en un momento se borra, eso no se borra jamás. O bien con una alegría, o bien por la entrada de un amigo que te da un abrazo muy grande y te lo está diciendo sin hablar, que todas esas cosas tengo una especial sensibilidad para captarlo. (….) Yo tengo una mujer que, si hubiera sido otro tipo de mujer, te aseguro que ahora mismo no estaría hablando contigo".  

   A las cinco de la tarde de hoy, se celebrarán las exequias por su muerte en la iglesia de San Dionisio. 

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