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Diario de las Artes

El espíritu de la Bauhaus

Maria Luisa Solís y Mercedes Santos

Maria Luisa Solís y Mercedes Santos

La Escuela de Arte de Algeciras homenajea a la Bauhaus en su centenario

Uno de los momentos más importantes de la historia reciente del arte fue la aparición de la Bauhaus; un acontecimiento ocurrido en la ciudad alemana de Weimar, en 1919 y que sirvió para crear un movimiento artístico total de capital trascendencia no sólo por lo que supuso sino, también, por la cantidad de grandes artistas que dejaron una huella imborrable y que serviría, para que, desde entonces, la enseñanza de las artes y su desenlace fueran, absolutamente distintos.

En aquellos convulsos años, poco tiempo después de que la Primera Guerra Mundial llegara a su fin y cuando el conjunto de Europa buscaba una buena identidad política, apareció esta especie de Escuela de Artes que fue el germen, además, de una realidad alemana nueva, tras el gravísimo conflicto bélico. Aquella Escuela de Artes, que empezó dirigiendo Walter Gropius, se inspiró en el movimiento inglés Arts and Crafts y, hasta que los nazis acabaron con ella, fue una entidad entusiasta donde se puso en marcha un sistema educativo en torno a lo artístico que generó mucha ilusión y donde ejercieron su maestría los más importantes artistas del momento, Kandinsky, Paul Klee, el neoplasticista Theo Van Doesburg, que fue uno de sus hitos estéticos más importantes y, por último Mies van der Rohe, que cambió la sede desde Weimar a Dessau, hasta que, en 1933, con el agobio mortal de los seguidores de Hitler considerando que se trataba de una escuela nefasta, motivadora de un arte decadente y subversivo, acabó echando su cierre definitivo. Fue un ente artístico que renovó las conciencias creativas de una Europa inmersa en las vanguardias, consiguiendo una realidad artística que, más tarde, serviría para asentar una estética con nuevos postulados. Desde el año pasado, cuando se cumplieron los cien años desde su nacimiento, los homenajes se han sucedido. Algunos hemos tenido la oportunidad de ser partícipes y como ejemplo de ese entusiasta apoyo generalista que la Bauhaus tuvo hacia el conjunto de las artes, el homenaje que ha acontecido en el Escuela de Arte de Algeciras, nos parece digno de ser resaltado.

En un espacio vivo como debe ser una Escuela de Arte se está obligado a vivir el presente participando activamente en la sociedad, formando y potenciando personas que ejercerán como artistas en diferentes campos del arte. La Bauhaus se fundó en un momento muy controvertido social y políticamnente; los jóvenes artistas de hoy pueden echar un vistazo a su alrededor y pueden comprobar que no pueden estar más de actualidad. Es cierto que aquel juicioso experimento tuvo un recorrido corto pero dejó una huella indeleble. Ahora, los que se preparan para ser los artistas del futuro, deciden unir sus fuerzas, atisban unos horizontes sin límites, sin muros y sin afrentas, sólo con una ilusión inmensa que nada ni nadie les pueden quitar. A la Bauhaus le cerraron las puertas, ahora 100 años después, su espíritu sigue intacto en las escuelas de arte.

Algeciras se propuso celebrar el centenario parando, por un día, el ritmo de timbres, horarios y clases regladas. En el taller de Teatro se diseñaron y confeccionaron las indumentarias, se escribió la música y se trazó la coreografía para un ballet triádico. El baile representaba dibujos en movimiento sobre figuras geométricas dibujadas en el suelo; después todo se presentó en la sala de exposiciones a través de fotos, cerámica y carteles. En otro taller, el de Fotografía, se realizaron hologramas y fotogramas. Los alumnos de diseño de interiores crearon un ideal espacio con muebles hechos de cartón. En el taller de Peluquería te podían realizar un corte escultural; el de Cerámica  abrió sus puertas para la creación interactiva. Todo se movió en un ambiente festivo, recreando la vida de la antigua "casa de la construcción" de Weimar. La fiesta nos dio la bienvenida con platos de comida con formas geométricas, música y danza.

Los alumnos han estado implicados al máximo. Esta conmemoración ha supuesto para ellos un antes y un después en su relación con la escuela. Se ha conseguido plasmar el espíritu de la Bauhaus; en definitiva, por unos momentos, la escuela estuvo viva y fue ampliamente vivida. Era la Bauhaus en su estado más puro.

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