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Cultura

Entre la necesidad y la tradición

  • Las peñas flamencas de la provincia comienzan a plantearse el cobro de una módica cantidad en sus recitales · La falta de ayudas, principal motivo para poner en marcha una iniciativa que plantea controversia

La situación económica por la que atraviesa el país, la cultura y evidentemente, el flamenco, está empezando a modificar las ideas y pensamientos de artistas, aficionados y promotores, cuya manera de razonar se adapta ya a los tiempos que corren.

Seguramente, si hace unos años, no demasiados, preguntásemos a un artista o a un promotor que para actuar en un determinado sitio había que ir a taquilla, es decir, lo recaudado en la propia actuación, la respuesta hubiese sido tajante, no, y el discurso posterior habría citado al caché, el prestigio y demás menesteres.

Hoy en día, pues no queda más remedio, promotores y artistas han comenzado a reconducir su trabajo a la propia realidad, de ahí que salvo en contadas excepciones la tónica general de las actuaciones o recitales de muchos cantaores, guitarristas y bailaores pasa por esa vertiente.

Si el germen del cambio ha contaminado ya al mundo artístico, poco a poco comienza a surtir efecto en el mundo de las peñas, un colectivo que de por sí es difícil remodelar.

La crisis, como en todos los ámbitos del flamenco, ha entrado de lleno en el terreno de las peñas flamencas, cuyo día a día ha estado marcado en los últimos años por las subvenciones. De esta manera, sus arcas caminaban sin problemas algunos lustros atrás, configurando programaciones interesantes y variadas sin preocuparse mucho de la fuente de ingresos. Hasta ahora, porque desde que el grifo del dinero fácil se cerró, las peñas comienzan a pasar por dificultades.

En algunos casos, el hecho de contar con un volumen de socios importantes, además de poseer un local en propiedad o cedido por el Ayuntamiento de la localidad, palía de alguna forma la precariedad, pero en otros, el pago del alquiler y de los gastos habituales de luz y agua (amén de los impagos de algunas cuotas por parte de sus socios) complica las cosas hasta el punto de que en lo que llevamos de año su calendario de actividades es mínimo, por no decir nulo.

¿Por dónde pasa el futuro? En la mayoría de los casos, la primera decisión ha sido, si es que ya no lo hacían, recuperar el control del bar o de la barra de la propia peña, tratando así de obtener algún tipo de recurso económico. Pero por desgracia, el bar no funciona si no hay recitales de ahí que el siguiente paso dentro del tejido asociativo pase por comenzar a cobrar, aunque simplemente sea a modo de contribución mínima, cada vez que se organice un evento.

Manuel Moreno, presidente de la Federación Local de Peñas de Jerez, admite que esa opción, que va cobrando cada vez más fuerza, "es algo factible, pero no se puede decir sí o no así por así, hay que desarrollarlo y explicar a la gente por qué se cobra. Todos sabemos que las peñas llevan desarrollando una labor altruista desde hace años, pero la cultura, como la sanidad y la educación, está sufriendo recortes y la vida no es la de hace 20 años. Por eso hay que explicar las cosas. Creo que razonándolo y dejando claro que es algo para colaborar en el desarrollo de los gastos se entenderá, tampoco es que se vayan a cobrar 10 euros, sólo dos o tres".

Dentro del complejo mundo de las peñas, en las que a veces el radicalismo choca con la pura realidad, esta propuesta se concebía como algo ilógico hace unos años, de hecho el propio Manuel apunta que "hace años un presidente de la peña Los Cernícalos lo hizo, pero fue duramente criticado. Ahora sin embargo se ve de otra manera, los tiempos han cambiado y hay que adaptarse, porque las peñas, como en mi caso en la Peña Terremoto, debemos correr con gastos como IBI, contribución y seguros, además de luz y agua, claro, y eso con 30 socios que tenemos no es fácil".

De la misma opinión es el Presidente de la Federación Provincial, Antonio Núñez Romero quien considera que "desde hace años lo estamos proponiendo, pero nunca se ha visto con buenos ojos. A mí me parece una idea estupenda porque ya sabemos cómo está el tema económico y el hecho de proponer algo módico, como socio protector o algo así, vendría bien. Nuestra idea es volver a plantearlo en la próxima Asamblea General de peñas que tenemos en breve".

A día de hoy, la provincia de Cádiz sigue siendo la única de Andalucía reacia a imponer esta serie de criterios en sus actividades, pues en el resto del territorio autonómico cobrar una cantidad simbólica, una media de 5 euros, es un hecho común. Sevilla, Granada y Almería, por ejemplo, solicitan un precio módico a modo de invitación para los asistentes excluyendo a sus socios, cuya entrada es gratuita. De momento, en Cádiz sólo la Peña La Trilla de Trebujena se ha atrevido a dar el paso, si bien es verdad que lo ha hecho de forma esporádica.

Pepe Ceballos, vicepresidente y relaciones públicas de la misma, cuenta que "sólo lo hemos hecho al final del ciclo Flamenco y Mosto que celebramos en otoño, y bueno, cobramos dos o tres euros".

"Se ha hecho en momentos puntuales porque nuestro presidente (Francisco Moreno Caro), que es de los buenos aficionados, no está por la labor, aunque a mí personalmente me parece que tarde o temprano es algo que el flamenco tendrá que hacer, parece que si no se cobra no se valora lo que se hace y es una pena".

Ceballos entiende que "el Ayuntamiento de Trebujena siempre ha apoyado el flamenco y eso es una ventaja", pero aún así apuesta por "dejarse ya de tonterías, los tiempos han cambiado, no hay dinero de subvenciones y es una buena opción. En nuestro caso tenemos 110 socios, pero pagan 3 euros de cuota, y con eso tenemos para pagar la luz o la contribución".

Dentro del nutrido tejido asociativo de Jerez encontramos, en líneas generales, una apuesta firme por dar el paso. Así lo entiende Jesús Atienza, presidente de una de las peñas flamencas más veteranas de la provincia, Los Cernícalos. Para él "ha llegado el momento de hacerlo porque las subvenciones se han terminado. Quizás es mala época porque sabemos la situación económica de todo el país y de los aficionados, pero pagar dos o tres euros no creo que vaya a retraer al aficionado o al mismo turista de pasarse por la peña. Al fin y al cabo es un espectáculo que se ofrece gratuitamente y eso debe cambiar, entre otras cosas porque no llega el dinero".

En su caso, "tenemos 600 euros de gasto de alquiler del local, más luz, agua y teléfono y sólo tenemos 65 socios aproximádamente, con lo cual hay que ir buscando alternativas. Una de ellas ha sido coger el bar, que lo regenta un responsable de la directiva con apoyo de los demás y la siguiente debe ser el cobro de una invitación", apunta.

En esa misma línea se pronuncia Julián Azcutia, presidente de la Tertulia Flamenca Don Antonio Chacón. "Antes, entre las cuotas y llamando a determinadas puertas se solucionaba todo, pero ahora no. En nuestro caso tenemos 40 socios pero entre luz, agua, IBI y demás estamos justos porque con el Bar, que lo lleva un socio, no es suficiente. Es hora de dar el paso y sobre todo de buscar alternativas, no hay otra".

El relaciones públicas de la Peña La Bulería, José Manuel Rodríguez, va más allá y como sus compañeros de localidad ve factible la posibilidad, aunque con matices, pues entiende que "para llevarlo a cabo tendría que haber unanimidad entre todas las peñas".

"Necesitamos ingresos, pero también hay que ir de la mano, y una buena opción sería establecer un precio igualitario para todas las peñas y por supuesto, dejar pasar a los socios gratis. Es más, incluso sería interesante que un socio de otra peña concreta entrase gratis en otra y así se fomentaría que la gente se hiciese socio de una peña", relata.

Menos convencido está el presidente de la Peña Juan Villar en Cádiz. José Morote afima que de momento "es algo que no nos planteamos, aunque somos conscientes de que la cosa está muy apretada". El veterano dirigente cuenta que actualmente su institución cuenta con "30 socios que pagan 10 euros, bueno, los que pagan", añade entre risas, "lo otro lo recaudamos con el bar y la barrita que tenemos. Es la única manera porque las subvenciones se han terminado".

"El local no lo pagamos porque es del Ayuntamiento pero los gastos de agua, luz y teléfono sí, por eso hay que estar todo el día inventando y trabajando mucho para ir tirando", continúa.

Con la misma manera de pensar aparece el presidente de la Peña Enrique El Mellizo, una de las más emblemáticas de Cádiz. Antonio Benítez, responsable de la misma y organizador de los Jueves Flamencos, sabe bien de lo que habla pero cuando se le pregunta por cobrar ese precio módico en su sede insiste en que "eso es difícil. Nosotros sólo cobramos cuando organizamos los Jueves Flamencos en el Baluarte, pero lo que son actuaciones en la peña no se cobra nada, es gratuito".

"Ahora mismo no nos lo planteamos, pero ya veremos porque la cosa está mala, las subvenciones fallan y no queda otra que partirse la cabeza para buscar dinero donde sea".

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