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Cultura

Los territorios míticos de Bonald inauguran los Cursos de Verano

  • El escritor Felipe Benítez Reyes habló de la relación entre espacio, vida e imaginación en la obra del último premio Cervantes La UCA comienza la 64 edición de su encuentro estival

Acercarse a una figura como Caballero Bonald tras conocerlo durante tres décadas es algo, a la vez, "fácil y complicado", comentaba Felipe Benítez Reyes en la conferencia inaugural de los 64 Cursos de Verano de la UCA. El escritor roteño -que estuvo acompañado por Eduardo González Mazo, rector de la Universidad de Cádiz y la vicerrectora, Marina Pérez Peinado- bromeó en su presentación sobre la capacidad del último premio Cervantes de "mantener la verticalidad cada vez mejor conforme avanza la noche", a la vez que "su discurso va ganando en mesura y prudencia".

Una verticalidad que podría tener un símil en la "rectitud" que mantiene, por ejemplo, la "actitud rebelde de su poesía, así como la fe inquebrantable en su poder como herramienta de alerta. Si la república de las letras se volviera reino, ningún otro escritor más que José Manuel Caballero Bonald podría ostentar el título de emperador".

Felipe Benítez Reyes tomaba prestado en su charla el título de la exposición monográfica sobre el último premio Cervantes: José Manuel Caballero Bonald, de lo vivo a lo contado. Y, realmente, sobre la urdimbre de ficción y vida que constituyen sus palabras giró gran parte del acercamiento a la figura del jerezano.

"En la obra de un escritor, hay un momento en el que el escenario puede pasar de real a mítico. Una transformación con la que autor busca un espacio de libertad más allá del territorio construido -explicaba Benítez Reyes-. En el caso de Bonald, que apunta ya en su poesía el topónimo de la Argónida para inaugurar ese ámbito, vemos una hibridación perfecta".

Tal vez fuera la infancia que pasó en Doñana, convencido de buscar tesoros, lo que hizo que Bonald concibiera en él un territorio cargado de magia, abierto a lo inesperado. Así, "Ágata ojo de gato -que es, de entre las suyas, la obra favorita de Caballero Bonald- trata de algo de todo eso, del viejo mito de la Madre Tierra que castiga a quien pretende ultrajarla".

Los dos tomos propiamente biográficos de Bonald (Tiempo de guerras perdidas y La costumbre de vivir), tienen en Jerez y sus usos y costumbres el escenario principal; mientras que la diversidad de la Bahía está presente en Toda la noche se oyeron pasar pájaros.

"El hecho de que nuestro pasado sea completamente nuestro no significa que lo conozcamos - apuntaba Benítez Reyes, citando al propio Bonald-. De hecho, conforma pasan los años, más parecemos una sombra que persigue el rastro de una sombra".

En sus memorias, José Manuel Caballero Bonald "no se otorga el papel de héroe, protagonista, víctima o testigo", sino que "opta por otro personaje: el fantasma en el que la vida nos convierte".

Los límites entre la "abstracción que llamamos realidad" y las fronteras de la imaginación son traspasados de forma especial en la última novela del jerezano, Campo de Agramante. Título en el que Caballero Bonald "consigue una atmósfera de misterio con la sola introducción de un elemento extraño: las anomalías sensoriales que padece el protagonista y que hacen que pasado, presente y futuro se confundan, creando una realidad inverosímil o una pesadilla real".

Para Felipe Benítez Reyes, a pesar de haber cultivado numerosos palos literarios, es posible ver como tanto en "poesía, novela y artículos, sólo hay un Bonald, un mismo discurso coherente y esplendoroso -apuntaba-. En todo momento, encontramos ese extrañamiento, el aturdimiento del poeta ante el milagro y rareza de vivir".

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