Los políticos de nuevo cuño tienen la mala costumbre de hacer ver que son más que sus antecesores, el 'y yo más' aunque sus decisiones tengan consecuencias irreversibles. Lo malo es herencia y lo bueno es porque yo lo valgo. Es de cajón que el 'boom' de las zambombas tiene mal final si no se reconduce el disparate de la otrora genuina forma de celebrar la Navidad jerezana, convertida en una invitación a los vándalos a destrozar todo lo que se encuentren a su paso, incluido el patrimonio histórico de Jerez. ¿Dónde están las letrinas públicas que se anunciaron hace dos años? ¿Dónde se supone que hay que orinar cuando cuelgan el cartel de averiado en los servicios de los bares?. ¿Dónde estaba el dispositivo de seguridad cuando las principales calles del centro se convirtieron en un botellón descontrolado?. ¿Cómo se permite que plazas como La Asunción acaben siendo un vertedero?. ¿Qué imagen se lleva el visitante, en muchos casos mal atendido por la saturación, que tiene que sortear orines y heces a cada paso, si es que no son los suyos propios?. Si alguien espera que esto cambie, la lleva clara.