Francisco Andrés Gallardo

Europa

Visto y Oído

27 de febrero 2022 - 01:36

Es hasta fascinante evocar que el Festival de Eurovisión tuvo un primer impulso desde la OTAN, proponiendo una gala de bandas de música de distintos países, un evento de encuentro de naciones agotadas por la guerra. En una televisión naciente, el festival surgió en 1956 cuando medio continente aún era puro escombro, como un emocionante espacio de radio aunque ya tuvo ahí a las primeras cámaras, que parecían representar el futuro. Europa Occidental prosperó mientras el televisor se popularizaba por las casas, cuando tras el Telón de Acero se contemplaba el invento como opción para inyectar la propaganda en los domicilios de los camaradas.

A principios de los 60 Eurovisión, club musical de las democracias, aceptó el ingreso de las dictaduras: Portugal, España y Yugoslavia. Esa integración vía solfeo fue permitiendo que al menos a los países ibéricos les fuera entrando aire fresco por la ventana y Europa y lo que representaba en modernidad, en cohesión, fue atravesando los tuétanos sociales.

Eurovisión, un excepcional programa de entretenimiento que acaba de adaptarse a Estados Unidos y que es una plataforma de reclamaciones sobre la diversidad, sigue siendo a día de hoy una excusa para reunirse un continente entero. Un encuentro de motivación para muchas banderas que tienen ahí su minuto de oro de notoriedad. Europa es tan grande que en su festival tienen cabida Australia y un país de conceptos tan resbaladizos como Israel.

En lo que fue la URSS Eurovisión era también una puerta a nuevas tendencias y encandilaba en aquellos confines. En el nuevo siglo se suceden victorias de Estonia, Letonia, Azerbaiyán, Ucrania. Y de la propia Rusia. Para la gran enemiga de la OTAN, antes y ahora, Eurovisión es un buen estante para mostrar su poderío geopolítico y tantos televotos que le llueven por sus generosas fronteras e influencias. La nación responsable de una guerra contra otro país europeo no tiene sitio en Eurovisión. La UER lo ha llegado incluso a dudar.

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