Como cada año se celebra el Día Mundial del Párkinson, una fecha para tomar conciencia de la importancia de prestar la atención necesaria a esta patología. Aproximadamente 150.000 personas la padecen en nuestro país y es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer. Este trastorno afecta a la parte del sistema nervioso central responsable del movimiento y del equilibrio. Se caracteriza por la degeneración de las células que fabrican la dopamina, una sustancia que se encarga de controlar el movimiento. Según los expertos, el número de afectados podría incrementarse en los próximos años. El aumento de la esperanza de vida y los avances en el diagnóstico y tratamiento podrían triplicar el número de afectados para 2050. Además, los pacientes tardan entre uno y tres años en obtener un diagnóstico correcto, por lo que se estima que más de la mitad de los nuevos casos que se producen cada año están sin diagnosticar.

Para confirmar el diagnóstico el especialista se basa en la presencia de al menos dos de éstos cuatro síntomas: lentitud de movimientos, rigidez muscular, pérdida de equilibrio y temblor. Otros signos pueden ser trastornos del habla, o del sueño, depresión, siendo el primer síntoma en el 40% de los afectados. En cada individuo el párkinson progresa de manera diferente, pero en la mayoría de los casos afecta a la autonomía, el estado de salud y a su calidad de vida. La situación de estos pacientes ha empeorado desde que se inició la pandemia por la Covid-19. Así se desprende del del estudio "Impacto de el Covid-19 en pacientes españoles con Enfermedad de Parkinson", que afirma que el 66 por ciento de los pacientes con esta enfermedad empeoró sus síntomas durante el confinamiento.

Y aunque no hay evidencia de que estos pacientes tengan un mayor riesgo de contraer el virus o de tener un peor pronóstico, sí que afectó de manera indirecta a su función motora. Algunos de ellos desarrollaron síntomas psiquiátricos como estrés, depresión o ansiedad, consecuencia del aislamiento o las restricciones a la movilidad. Otras personas han sufrido temblores, rigidez, caídas, fluctuaciones motoras, discinesias y dolor. Aproximadamente, una de cada tres personas presentó problemas cognitivos, trastornos del comportamiento y un 41 por ciento tuvo un empeoramiento de los trastornos de sueño. Según los datos publicados en la revista Sleep Medicine la ansiedad generada por la pandemia y las dificultades para mantener el seguimiento médico periódico han sido algunos de los causantes de este empeoramiento. Entre los trastornos de sueño más comunes en las personas con párkinson se encuentran la excesiva somnolencia diurna, el insomnio y el trastorno de conducta del sueño REM.

Pero no hay que olvidar que la pandemia no solo ha tenido consecuencias entre los pacientes con párkinson sino también en sus cuidadores y en las asociaciones de pacientes de esta enfermedad, que cerraron temporalmente sus entidades. Sin embargo, gracias a las herramientas digitales y a la telerrehabilitación se está trabajando para mantenerse al lado de estos pacientes. Es lo que hay. Seguro.

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