Que podían ser los colores de la bandera del Káiser Guillermo II pero no, me quiero referir a unas casi miniaturas, por la altura a la que vuelan, aladas que planean por el cielo de nuestra ciudad: las cigüeñas adultas y sus pollos de este año que están, estos últimos, reconociendo la ciudad donde han nacido. Teniendo en cuenta que en nuestro núcleo urbano y alrededores, digamos que los límites por la parte oeste serían la autovía, y por la parte este la A-4, crían cerca de 100 parejas de cigüeñas. Teniendo en cuenta una media de dos pollos por nido, tendríamos cerca de 400 cigüeñas sobrevolando nuestra urbe.

Los nidos tienen todo tipo de soportes: desde árboles, nidos artificiales, postes de alta tensión, ruinas…. Siendo la colonia del Zoo la más numerosa, y desde luego la más bella la colonia de la antigua Azucarera del Portal. Merece la pena acercarse en un atardecer y contemplar el ir y venir de jóvenes y adultos.

Bueno, ¿cuál es el futuro de estas criaturas jerezanas? A pesar de su juventud, su instinto ancestral les impulsa a emprender un largo y peligroso viaje al Sur, a África. Concretamente al Sahel, donde pasarán parte del otoño. Algunas de esas cigüeñas jerezanas, con apenas un mes de experiencia de vuelo, deben atravesar todo el Sahara confiando en las adultas, que conocen muy bien vientos y rutas migratorias. Pero antes un gran susto para las nuevas: el mar, el Estrecho de Gibraltar, supone una gran barrera para esas aves que usan corrientes térmicas para viajar. Pero en el mar no hay térmicas, sólo el valor de las veteranas convence a los neófitos de la necesidad de dar ese gran salto.

Pero no todas migran, una gran fracción de la población pasa todo el tiempo entre nosotros, esas tienen una gran ventaja: evitan los peligros de la migración. Vertederos, arrozales, marismas… proporcionan alimento suficiente para pasar la invernada. Y de pronto los nidos jerezanos, a partir de finales de agosto, aparecen tristes y solos.

Pero, tranquilos, ya en Noviembre empiezan a volver. ¡Feliz viaje!