Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

La Semana Santa en nuestro pueblo, este año y tras dos de obligada ausencia por el COVID, culmina con el Alfa y el Omega de la Yedra y el Cristo, de esa Virgen de la Esperanza Coronada - "verde jardín derramado, en la verde madrugada" - que le dijera en su primer Pregón Paco Montero Galvache y ese portentoso Cristo de Vasallo; del Campillo y Cerrofuerte; que exhala su último suspiro, en el instante supremo de la Expiración al que en mi propio pregón, hace ya tantos años de otro siglo le puse al pie de su Cruz de plata esa letra de saeta, tan jerezana, que dice "el sol se vistió de luto/ y la luna se eclipsó/Las pieras se quebrantaron/ cuando el Señor expiró…"

La Esperanza; la primera Imagen jerezana que yo contemplé; que acogió a las puertas del Convento de Madre de Dios, nuestra tribulación cuando tras mi primer Domingo de Ramos en la ciudad Jesús se llevó con El a María del Carmen; la primera hija; nuestro pequeño querubín para que formara parte de su celestial corte, allí arriba en la gloria y el Cristo, con cuya mirada agonizante, que te estremece, me pude encontrar tantas veces desde un balcón de la Cruz Vieja, donde estuvo Radio Popular, mientras la multitud escuchaba las saetas que le dedicaban la Santiago, Salmonete o Eduardo "el Carbonero", mi amigo, a su paso camino de la vieja Ermita de San Telmo…

Noche y día, madrugada santa y tarde de la jornada de luto, en que aquí todo concluye, en la que María en su hermosa advocación de la Esperanza sube por la calle Sol aureolada por la luz del astro rey que le llega desde la Plazuela, a la que la llevan en generoso esfuerzo corazones enamorados a los que manda Sampalo; el capataz de los "Costaleros por nuestros mayores"; y tarde en la que el reloj marca esa hora taurina de las cinco; sean las cinco o cualquier otra hora; para que en Jerez hasta el pulso se paralice que está saliendo de aquellas antiguas "playas de San Telmo" la imagen a la que solo hay que mentar como "El Cristo", sin ningún otro apelativo…

Jesús y María, cerrando toda una semana de gozo y de silencio, de júbilo con la Triunfal Entrada lasaliana, desde la antigua Escuela de San José, donde los Hermanos dejaron tanta huella, y de oración y recogimiento ante la urna de Laureano de Pina que culmina el Santo Entierro.

Esa es nuestra Santa Semana, tan desconocida fuera pero tan rica en matices, patrimonio e historia.

Lástima de coincidencia de fechas, aunque mejor para nosotros…

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