Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

La aparición del coronavirus en nuestras vidas ha traído amargas novedades en ámbitos muy distintos de nuestra cotidianidad. Una de ellas ha sido la celebración de partidos de fútbol sin público en los que, por primera vez, podemos oír en ocasiones lo que dicen los jugadores, algo que antes se limitaba a la lectura de los labios en caso de polémica.

Y polémica es lo que ha habido desde el pasado domingo, 4 de abril, cuando, presuntamente, el futbolista del Cádiz CF, Juan Cala, llamó "negro de mierda" al jugador del Valencia Mouctar Diakhaby. El audio fue limpiado y, efectivamente, puede oírse dicha frase, aunque Juan Cala jure y perjure que él no dijo eso. Y puede ser, ya que, entre otras cosas, no parecía acento lebrijano el que se oye en la grabación. Además, la lectura de labios concluyó que Cala nunca pronunció esas palabras.

Durante y tras todo esto, como con todo, las redes recogieron miles de opiniones dispares relacionadas con el tema. Al linchamiento inicial -sin pruebas claras- que sufrió Cala lo terminó sustituyendo la voz que defendía al cadista. Y es normal. En principio, no está bien culpar a alguien de algo sin las suficientes evidencias, pero con esto del racismo ocurre algo parecido a lo que pasa con la violencia de género: personas que, sin ni siquiera percatarse de su propio racismo, pretenden linchar ahora al futbolista francés, como si hablar de discriminación por el color de la piel fuera algo del siglo pasado. No lo es y está claro que, aunque Cala no dijera eso, hace menos de lo que creemos podían oírse insultos racistas en las gradas sin que ni siquiera el xenófobo de turno se escondiera.

Buscan ahora un castigo para el Valencia o para el propio Diakhaby, del cual dudo fervientemente que se inventara de la nada todo esto -más aún cuando en el mencionado audio puede oírse-. En definitiva, sale en claro que mucha gente está deseando que haya una denuncia falsa o una culpa errónea para sacar a pasear su ranciedad. Y eso sí es un grave problema social.

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