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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Adiós a Margarita Lozano

Un solo personaje, la Maragrazia de "Caos" de los Taviani, bastaría para hacerla inmortal

Hay intérpretes tan grandes que logran que personajes secundarios o episódicos se nos queden para siempre en la memoria. Es el caso de la Maragrazia del episodio El otro hijo de Caos de los Taviani, interpretado por la grandísima actriz lorquina Margarita Lozano que ha fallecido a los 91 años en su querida Casa Azul de Puntas de Calnegre (Lorca) en la que vivió felizmente retirada sus dos últimas décadas de vida sin sentirse olvidada -el pasado mes de junio se le concedió la Medalla de Oro de las Bellas Artes- pero también sin darle excesiva importancia al olvido, más atenta al cariño de sus amigos y vecinos: "No me importa que se olviden de mí -dijo-; de hecho, no hago nada para evitarlo… Yo solo quiero hacer lo que me gusta, que es muy simple: consiste en no hacer nada, vivir con horarios libres, viendo a gente sencilla y entrañable y con la sensación de que el tiempo es mío". Lección de sabiduría de esta mujer feroz y dulcemente independiente que tiene ecos latinos que van de Horacio a Fray Luis y por supuesto a su querido y admirado Unamuno -"no es que me guste, es que lo quiero"- cuyasFedra y Soledad interpretó en teatro junto a obras de Chéjov, Ibsen, Lope de Vega, Lorca -se despidió de la escena interpretando La casa de Bernarda Alba junto a nuestra María Galiana- o Pirandello. Y es Pirandello quien le dio el personaje cinematográfico que se quedó a vivir, gracias a su interpretación, en mi memoria.

En el cine, Margarita Lozano fue la Ramona de Viridiana de Buñuel, la Consuelo Baxter de Por un puñado de dólares de Leone, la tía Amalia de Un bellísimo noviembre de Bolognini, la madame Klotz de Pocilga de Pasolini, la madre de La misa ha terminado de Moretti, la Baptistine de El manantial de las colinas y La venganza de Manon de Berri o la abuela de La mitad del cielo de Gutiérrez Aragón. Pero fueron los hermanos Taviani quienes le dieron sus mejores personajes: la Concetta de "La noche de San Lorenzo", la veneciana de "Buenos días, Babilonia" y, sobre todo, la Maragrazia del relato El otro hijo de Caos, adaptación de cinco relatos de Pirandello, la mendiga siciliana que espera en vano una carta de sus dos hijos que, tras enriquecerse en América, la han olvidado. Una interpretación de dificilísima naturalidad y a la vez de imponente monumentalidad trágica que en mi recuerdo se mantiene como un monumento a esta gran actriz.

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