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Jesús Caballero Ragel

Doctor en Artes y Humanidades

El último proyecto de Aníbal González, la Iglesia de Las Reparadoras de Jerez, necesita reformas

El último proyecto del arquitecto Aníbal González, la Iglesia de Las Reparadoras de Jerez, necesita reformas

El último proyecto del arquitecto Aníbal González, la Iglesia de Las Reparadoras de Jerez, necesita reformas

Fachada del Convento de las Reparadoras de Jerez. Fachada del Convento de las Reparadoras de Jerez.

Fachada del Convento de las Reparadoras de Jerez.

El Convento de las Hermanas de María Reparadora, conocido popularmente como Convento de las Reparadoras de Jerez, ocupaba un amplio espacio de la calle Francos, entre la Plaza de los Ángeles y la Plaza de San Juan, esquina a la calle Chancillería. Hoy día, esta dependencia conventual es ocupada por la orden de clausura de la Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada, que se establecieron en el actual convento en los años 60 del siglo XX.

Las casas que formaban el primitivo convento de las Madres Reparadoras fueron reformadas en 1897 por Francisco Hernández Rubio, quien después realizó varios trabajos más, llevando a cabo otra reforma integral del convento en 1923. De la reforma de 1897 destaca la portada historicista neogótica, con azulejos en su tímpano con las iniciales de la Orden de las Reparadoras, que daba acceso a la antigua capilla conventual, a la que se accedía por la Plaza de los Ángeles.

Pero sin duda, la obra de mayor envergadura de todo el convento fue la construcción de la nueva iglesia, a la que se accede por la calle Chancillería. Sabemos que la primera piedra de esta imponente iglesia se colocó el 22 de noviembre de 1930. El proyecto fue financiado por la familia Domecq, y especialmente por Dª María Josefa Domecq y Núñez de Villavicencio, quien fue miembro de la orden, llegando a ser la Superiora del Convento de San Sebastián. Sus restos reposan bajo el altar de este templo jerezano.

El Guadalete de 20 de enero de 1931 confirmaba la autoría del diseño original del edificio por el gran Aníbal González, autor de la Plaza de España de Sevilla entre otras muchas edificaciones. Basándose en una noticia aparecida en ABC en días anteriores, confirmaba que el proyecto de la Iglesia de la Reparadoras de Jerez fue el último proyecto que había dejado terminado el admirado Aníbal González, quien había fallecido el 31 de mayo de 1929 a los 53 años. No era la única obra que había hecho para la familia Domecq en Jerez. Ya en 1927 había realizado para D. Pedro Domecq el edifico del Gallo Azul, un icono y un referente de la arquitectura regionalista jerezana.

La Iglesia del Convento de las Reparadoras de Jerez fue levantada por Aurelio Gómez Millán, cuñado y fiel colaborador del malogrado arquitecto, quien llevó a cabo el proyecto de Aníbal González con gran fidelidad. Según Villar Movellán, el templo estuvo ya finalizado en 1936, aunque la actual madre superiora del Convento nos hace mención a un ladrillo existente en las bóvedas con una inscripción que da por terminado definitivamente el templo en 1957.

El resultado es un templo de estilo ecléctico predominando el neomudéjar, destacando el ladrillo visto enlazado con gran limpieza. Es un neomudejarismo regionalista, de exaltación nacionalista andaluza, que va más allá del historicismo decimonónico. El autor consigue de forma sublime plasmar el neomudéjar, el neorrománico y el neogótico, estilos que se fusionan a la perfección bajo la técnica del ladrillo.

Pese a que Jerez es una ciudad eminentemente de piedra, debido a la cercanía de las canteras de piedra porosa de San Cristóbal, este edificio llama la atención por su completa construcción de ladrillo, al estilo sevillano. Una singularidad de este tipo de construcciones dentro de la arquitectura jerezana.

La fachada destaca por las dos altas torres con adornos romboidales de paños de sebka, a imitación de la Giralda sevillana. Un gran arco de medio punto con arquivoltas dentro de un alfiz y con azulejos en las enjutas da paso al interior del templo desde la calle. Un rosetón neogótico y pequeños ventanales neomudéjares a los lados completan la llamativa fachada.

En el interior, la luz tamizada, plenamente conseguida mediante coloreadas vidrieras, ayuda al recogimiento necesario propio de una iglesia de clausura. Un sotocoro con un gran arco de medio punto rebajado da acceso a una iglesia de tres naves. La nave principal presenta arcos fajones de medio punto con un ligero apuntamiento y bóvedas de aristas. Las pequeñas naves laterales se separan con arcos carpaneles en el piso bajo y presentan arcos de medio punto en el cuerpo alto, albergando tribunas tanto en la nave de la epístola como en la del evangelio para adaptarse a la clausura. Sobre éstas se sitúan arcos apuntados que contienen las modernas vidrieras, dispuestas sobre arcos de medio punto. Las zonas más nobles de las tribunas poseen interesantes arcos polilobulados. La zona del altar se cierra con un cimborrio neogótico en donde aparecen los arcos apuntados y terceletes, cerrado por una cubierta apenas perceptible desde el exterior.

El retablo es una auténtica joya neogótica realizado por Cayetano González Gómez, sobrino de Aníbal González, quien lo diseñó a modo de tríptico. Es de plata repujada y se concibió originariamente con partes de alabastro, carey y ébano. Se representan 8 escenas de la vida de la Virgen. En el centro, un camarín alberga la imagen principal de la Virgen con el niño, de madera policromada y dorada. Debajo de ésta hay un retablo pictórico. Remata el retablo 5 padres de la Iglesia y un Calvario. Sin duda, un retablo de gran belleza artística y valor, que no debe pasar desapercibido dentro de la retablística jerezana.

Cuando el templo se acerca al centenario de la puesta de su primera piedra, presenta importantes deficiencias internas en partes estructurales que podrían poner en peligro la edificación. La orden que actualmente es usuaria del edificio y que mantiene el templo impecable no puede costear por sí sola las gravosas obras que necesita el edificio. Por ello, llamo la atención con este artículo al Obispado de Asidonia-Jerez, Consejería de Cultura, Diputación de Cádiz, Ayuntamiento de Jerez y particulares en general a contribuir para la restauración y consolidación de esta edificación tan singular, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura regionalista jerezana y el último gran proyecto del arquitecto Aníbal González.

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