Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

La ambición noble de Juanma Moreno a estas alturas debería ser que Sierra Morena terminara conociéndose como Sierra Moreno y su paso escarpado como Despeñapedros (en sentido metafórico). Sin embargo, no termino de verle con el temple necesario para plantar sus defensas. No sólo por una cuestión de carácter, sino también de comprensión. Pega más que piense, a lo Feijóo, que con salvar el impuesto de sucesiones ya podemos los andaluces descansar en paz. Pero si de verdad quiere, como proclama, proteger esta tierra de lo que chorrea desde arriba, tendría que articular una sutil y milimétrica enmienda a la totalidad de la cosmovisión que gobernará en Madrid. Siendo un socialdemócrata vergonzante, no habría forma.

Como le presupongo buenas intenciones, le aconsejaría fijarse en las comunidades nacionalistas para aprender de ellas a resistir a los gobiernos centrales con el mismo grado de impermeabilidad a sus intenciones y a sus mensajes. Andalucía tendría que usarlo para todo lo contrario, naturalmente, pero con idéntica cerrilidad berroqueña.

Juanma es un ferviente partidario del sistema autonómico. Tiene una oportunidad de oro para convencernos a los más escépticos. Ha de hacer lo que él sí sabe (favorecer el crecimiento económico), también lo que promete pero a ver cómo (convertirnos de nuevo en la región de España que garantiza el café para todos los españoles de los mismos derechos) y, además, lo que me temo que ni se imagina y aun así le aterra. Dar la vuelta al pensamiento político por defecto de este sistema. Ése que hace que la opinión pública perciba con menos escándalo un gobierno de la nación de la mano de Bildu, que fue ETA, que un acuerdo de gobierno autonómico con Vox, que no se sale de la Constitución ni para reformar las autonomías, que propone hacer desde dentro.

Hay mucho trabajo posible. Condenar institucionalmente a la vez el nazismo y el marxismo. Instaurar un día de la memoria de las víctimas de ETA a las que se debe reconocer su ejemplaridad. Amparar la libertad de expresión frente a la políticamente correcto en todos los ámbitos, y especialmente en Canal Sur. Incluso integrar a Vox en el Ejecutivo para recordar, cada vez que rabien, la vicepresidencia de Iglesias y los ministerios de su cónyuge y de su compañero comunista Garzón. En definitiva, dar la batalla política, ideológica, cultural… Pasar sin pena ni gloria, Juanma, sería una pena.

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