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Antonio / Gallardo

Domingo Ramos Loreto

Daltonmanías

Domigo Ramos Loreto, hijo de Domingo Ramos y de Encarnación Loreto, nació el ocho de agosto de mil novecientos setenta y dos, y está plenamente convencido de que el Domigo de Ramos es su onomástica.

Se encuentra hoy, Domingo de Ramos, tomando más que unas copas junto a su primo Paco Loreto "el Manzanilla" en un bar de la calle Ancha.

Escuchemos la singular discusión que mantienen ambos:

-Que no, primo Domingo. Que aunque hoy sea Domingo de Ramos, tu santo es Santo Domingo de Guzmán, que lo sé yo por mi mare que en paz descanse que era hermana de la tuya.

-Manzanilla, picha, llevamos más de media hora discutiendo este asunto. Y a mí no me convence nadie de que mi santo sea Santo Domingo de Guzmán, porque en una familia gitana no va a haber un santo como Guzmán er Güeno, que no sería tan bueno cuando tiró desde una torre de Tarifa er puñá pa que mataran a su hijo. ¿Tú te crees que un gitano hace éso..? ¡Vamos, hombre!

-Domingo, que te estás liando otra vé. Lo que yo quiero dicirte, hace más de media hora, que a ti te pusieron Domingo por Santo Domingo de Guzmán y que naciste el ocho de agosto, que tu mare y la mía estaban veraneando en el Puerto de Santa María y allí le cogió el parto a tu mare.

-¿Antonce yo no nací en Jeré? ¿Tú qué eres archivero pa sabé tanto?

-Yo no soy archivero, primo. Yo es que tengo mu güena memoria y mi mare Agustina me contaba esas cosas y a mí me gustaba oírlas.

-¿Antonce es que yo no me llamo Domingo de Ramos y Loreto pa lo que gusten mandá?

-Sí que te llamas Domingo, pesao. Te llamas Ramos porque tu pare se llamaba Ramos y te llamas Loreto, como mi mare, que eran las dos gitanas de Dos Hermanas.

-¡Mentira, embustero! Mi mare no era de Dos Hermanas, mi mare había nacío en Trebujena.

-Si yo no te estoy diciendo, primo de mi corazón, que nuestras mares fueran de Dos Hermanas, mar fin tenga tu cuerpo que me vas a vorvé loco este Domingo de Ramos…

Un flamenco viejo que escuchaba desde el principio estas maduras reflexiones dio un fuerte bastonazo en el mostrador del bar y gritó levantando las manos:

-¡Er que se va a vorvé loco soy yo que estoy esperando a que pase por aquí er Transporte, y con las pamplinas que estáis hablando, el único transporte que va a pasá por aquí va a sé la ambulancia que me lleve a mí al hospitá!

-¿Lo estás viendo Domingo? Ya hemos conseguío que se desespere er tío Mandanga, que es mu viejecito y lo que quiere es vé pasá la procesión.

-¡Yo lo que quiero es que se vayáis de aquí los dos, porque ya estoy harto de escuchá que si Santo Domingo de Guzmán, que si Santo Domingo de Ramos, que tu mare, que la mía, que habéis cogío los dos una borrachera como el que coge un taxi!

-No se ponga usté asín, tío Mandanga, tranquilícese usté… Yo soy Manzanilla Loreto, sobrino segundo de usté porque mi mare Agustina era sobrina de usté por parte de pare.

-¡A mí no me metáis en líos de familia, que tó esos líos acaban má y no me dejáis esperá tranquilito que pase mi Virgen de la Miseridordia, que me estáis dando una tarde que Dios se la tenga en cuenta a ustedes.

Intervino Domingo:

-¡Es verdá lo que está diciendo er tío Mandanga, joé, que nos estás vorviendo locos a é y a mí!

El barman empezó a bajar la puerta mecánica, también desesperado:

-¡Ea, po ya sa cabó er ciclo genaclónico! Ustedes dos pa la calle y yo me siento ahí afuera con er tío Mandanga hasta que pase la procesión.

Una vez en la calle la discusión no fue a menos sino a más:

-Tu mare, Domingo, que se llamaba Encarnación Loreto, era hermana de la mía que se llamaba Agustina Loreto.

-Güeno, mu bien, Manzanilla. ¿Y qué pasa? ¿Que vienen las dos detrás del paso?

-¡Me cago en la má, Domingo, que no se te pué explicá ná porque no escuchas lo que te estoy contando!

-Po no me cuentes má ná que se me ha queao atravesao un boquerón en la tráquea y entre el boquerón y tú vais a acabá conmigo.

El Manzanilla metió dos dedos en la boca a su primo Domingo, el cual arrojó medio kilo de boquerones y dos botellas de San Patricio a medio digerir. Tosía Domingo con las arqueadas y manchó el blaco traje de una señorita que pasaba:

-¡Ay, qué asco! Ese gitano me ha salpicado el traje.

-Yo le compro otro mañana, que es Lunes Santo y hoy están las tiendas cerrás.

-¡A mi novia no le compras tú ni un chupachú..!

La gente pasaba procurando no pisar el vómito y cuando la blanca Reina del Transporte encendia estrellas por la calle, todavía le iba diciendo el Manzanilla a su primo Domingo:

-Que sí, primo, que tú eres Domingo de Guzmán.

-No señó, yo soy Domingo de Ramos y Loreto…

Y discutiendo y bebiendo estuvieron los dos primos hasta el Viernes Santo. Delante de la puerta de San Pedro vieron salir del Templo a la Virgen de Loreto al pie de la cruz, y dijo el Manzanilla:

-¡Mira, Domingo, esta Virgen se llama Loreto, como nosotros dos!

-¡Ole, primo, que por argo me llamo yo Loreto como Ella..!

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