Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Mater ecclesia

Manuel Romero Bejarano

Don Ángel Romero Castellanos

En aquel tiempo ser párroco de San Miguel era mejor que ser obispo de muchas diócesis. ¡Si tú hubieras conocido la calle Caballeros cuando yo llegué a la parroquia! ¡Y la calle Pedro Alonso! Todavía no se había ido del barrio lo mejorcito de la sociedad jerezana. Recuerdo un día que estaba dando misa en el oratorio de la marquesa de… Treinta y ocho años en la parroquia dan para muchas historias.

Una tarde cualquiera subimos por las soñolientas calles del barrio. Apenas hay nadie. Al fondo la mole de la iglesia. No se perciben atisbos de vida mientras pisamos los adoquines durante el ascenso. La piedra herida. Los naranjos. Retrocedemos poco a poco en el tiempo. Santa Cecilia, León XIII, Barja, a su templo…Un patio sombrío y una estancia decimonónica. Una estética que recuerda títulos rancios como Pequeñeces, La Tierra de María Santísima o La Hermana San Sulpicio. Maderas oscuras. Azulejos sevillanos. Una triste bombilla. Entre libros de registro polvorientos, una pequeña tertulia, una pequeña oficina. Ecos de la poderosa administración eclesiástica. En el centro, don Ángel. Serio, solemne, impecable. Exactamente igual día tras día, año tras año.

¿Y qué te crees que me dijo el arquitecto? Se puede usted subir a la azotea a rezar el rosario y si ve algún yerbajo, lo arranca. ¿Pero usted es tonto? Era para mandarlo a…

Cuanta pasión por San Miguel. Por tener siempre su casa a la perfección. Sufre cuando sufren los cantos del edificio. Defiende como un león la plata, las telas bordadas, los zurbaranes que atesora…

Yo sé que esta reja es un mamarracho. ¿Pero qué hago? Se descolgaron por una ventana y le metieron fuego a aquella puerta…

Cómo mima a los historiadores. Siempre con una sonrisa en los labios, una palabra amable, una historia nueva. Quien vaya por derecho, es tratado como un príncipe en San Miguel. No hay puertas cerradas, ni excusas. Arce, Montenegro, Hernán Ruiz, Valdés Leal, Martínez Montañés. El pequeño museo a tu alcance. Podrás ver de cerca las custodias, sentir escalofríos en la cripta o vértigo en las cornisas. Podrás sentirte el amo de Jerez contemplando sus calles desde las azoteas. Todo por el conocimiento, por facilitarle las cosas a alguien que quiere saber algo más sobre San Miguel. Han sido muchas visitas al archivo. Muchos ratos escuchando a don Ángel en la sacristía. Gracias a él he realizado muchos viajes a otro tiempo, a paraísos de los que la Iglesia insiste en marcharse.

Amor a la tradición, a lo físico y a lo inmaterial. Melancolía en los Santos Oficios por un tiempo que perdimos para siempre

Con vosotros está, y no le conocéis, con vosotros está, su nombre es El Señor…

Yo canté eso alguna vez en mi infancia. Mientras, arrodillado, veo pasar al Santísimo camino del monumento.

Cantemos al Amor de los Amores…

Velas, flores y toneladas de plata para adorar a Jesús Sacramentado. Fascinación. Incienso y música. ¿Por qué no? ¿Por qué dejar en una vitrina un magnífico patrimonio que fue encargado precisamente para esto? Pocos sacerdotes parecen estar de acuerdo.

Un mandamiento nuevo nos dio el Señor…

Por un momento me encuentro fuera del mundo. Quizás deslumbrado, quizás recordando una época muy remota. ¿Qué pasará con esta preciosa fiesta el día que falte el párroco de San Miguel? Habremos perdido algo muy valioso. Se perderán las alfombras de colores y la solemnidad de la procesión de Minerva. ¿Quién cargará con el legado de nuestros ancestros cuando la propia Iglesia se desentiende cada vez más de la carga que le han impuesto los siglos?

Único. Aún lo recuerdo acompañando la procesión del Santo Crucifijo. En ese momento en que está a punto de amanecer, cuando el frío cala en los huesos. Sólo la luz amarilla de los cirios. El brillo del ruán. El silencio más profundo. Respiración agotada de los costaleros. La belleza más pura. Al final, como sacado de una estampa, don Ángel. Bonete y capa pluvial. La tradición. La historia viva de una época perdida de una Iglesia que hace tiempo que en cuestiones estéticas perdió el norte.

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