Dicen que la inteligencia superior, de la que pocos gozan, viene dada y, por lo tanto, no se puede adquirir. Así entendida, esta inteligencia superior parte de la información genética, aunque influida por el paso del tiempo.

Se ha ido Antonio Escohotado, una de esas inteligencias superiores. A lo largo de su vida hizo lo que le dio la gana y su espíritu, libre, debe caminar emboscado, con su admirado Ernst Jünger, por algún bosque de Alemania. Su hijo Jorge tuvo la feliz idea de iniciarlo en las redes sociales y de difundir su pensamiento en una web llamada “La Emboscadura”, en la que podemos encontrar toda su obra digitalizada. Algunos genes, de los buenos, parece haberle transmitido.

Como así lo reconoce, el nombre de la web es un guiño al homónimo ensayo de Jünger publicado en 1951. EL autor alemán nos describe a un hombre independiente de la sociedad que le rodea. Una sociedad presidida por falsas elecciones, manipuladas por la propaganda estatal y en manos de trabajadores electorales uniformados que distribuyen papeletas de votación más parecidas a cuestionarios oficiales. Es decir, elecciones propias de dictaduras. En este escenario pocos hombres tienen la libertad de “decir no” y esto les hace poderosos como personas singulares. Pero en esta sociedad instalada en la catástrofe, solo puede proteger su libertad, desde el bosque, emboscado.

Escohotado, explicando quién es un emboscado, nos dirá que alguien que siente y actúa como persona singular soberana. Y el bosque no es un lugar concreto, sino el punto donde pernocta un corazón reñido con cualquier forma de crueldad. En realidad, el emboscado se enfrenta a la domesticación de los hombres en un afán arrebatador de eliminar sus miedos. Pura teología.Descanse en paz el hombre singular soberano Antonio Escohotado, un emboscado.

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