Está absolutamente comprobado que las personas que tienen una actitud vital de esperanza, y de lucha y superación de las situaciones difíciles, suelen con mucha frecuencia y contra el pronóstico de muchas personas, vencer batallas que a los ojos de muchos son invencibles. Afrontar y vencer la batalla de una enfermedad incurable y con mal pronóstico, remontar una situación económica o laboral desastrosa, superar la muerte de un ser querido, o llegar a ser una persona nueva y mejor dejando atrás lo que te impide ser feliz, son metas que sólo pueden llegar a conseguir aquellas personas que viven la vida con una fe inquebrantable en que lo imposible se puede hacer posible si uno lo cree firmemente y lucha por ello. Las personas que antes de comenzar nada ya están derrotadas, que sólo ven el lado negativo de todo, y en definitiva no tienen ganas de vivir o luchar, se derrumban en la vida y pierden todas las batallas que se les presentan. Tener y sentir a Dios en la vida es tener fe... Esa fe que como dice Jesús en el evangelio mueve las montañas; esa fe que hace milagros; esa fe que transforma el agua de la tristeza en el vino de la alegría; esa fe que resucita a los muertos, cura a los enfermos y consuela a los tristes; esa fe que en medio de la tormenta te hace estar en paz y serenidad; esa fe que te hacer ser valiente y no tener miedo a nadie... ¿Por qué?... Porque el Señor está conmigo... Confiaré y no temeré porque mi fuerza es el Señor... Jesús cada vez que se le acercaba alguien para pedirle un milagro le contestaba: “Que suceda según tu fe”... ¿Qué psicólogo o psiquiatra de hoy en día no estaría de acuerdo con esta afirmación ?... Si estás leyendo este artículo y te sientes derrotado, abatido, o hundido por una enfermedad... ponte ahora mismo delante del Señor, llora, grita, y siente como Él abraza tu corazón herido... pídele que aumente tu fe... y cuando vuelvas a la vida de la mano del Señor... no lo dudes nunca más... para Dios... Nada hay imposible...
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