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Jerez/Enhorabuena al empresario y emprendedor Amancio López –algo tendrá su nombre… cuando lo bendicen- propietario de la cadena hotelera Euroestars, por la compra por su Hotusa del Palacio de Puerto Hermoso en El Arroyo. Y enhorabuena a María Isabel Serrano-Macías por su ópera prima 'Home, sweet home”' de PeripeciasLibros y premio internacional de investigación del Marco del Jerez, Carmelo García Barroso, 2021.
‘Home, sweet home' se traduce al castellano, literalmente, por ‘Hogar, dulce hogar’ y por los más jóvenes se podría equiparar a la expresión de ETE: ‘Mi casa…’, ya que el concepto de hogar para el anglosajón se extiende a su país –cuando proviene de ultramar- a su región – cuando regresa de Londres y a su ciudad también – si de visita en sus provincia o condado - además de exclamarlo al cerrar, tras sí, la puerta de su casa. Así espero que lo pueda exclamar don Amancio, dentro de unos meses, cuando acceda a su flamante hotel jerezano.
El nuevo libro jerezanista, que les encarezco leer, lleva por subtitulo 'La influencia inglesa en la burguesía vinatera jerezana y sus fincas de recreo (1800-1914)' La joven autora, quien dedica su primera obra y tesis doctoral a su propia familia, mejoraría el subtitulo en su edición propia –dentro de un lustro- al añadir el calificativo de 'alta' a burguesía y escribir 'recreos', en vez de fincas. Solo porque las 12 familias cuyos 'recreos' investiga, fueron fundadores de Industrias jerezanas – que crearon muchísimos puestos de trabajo por generaciones- y merecen la distinción entre sus decenas de pares del siglo XIX. Y porque esos ‘recreos’ cumplían el objetivo de ser 'el descanso del guerrero', por lo que como emprendedores no se debería poder dar ni un ápice de duda al merecimiento y derecho de su sagrada propiedad. Es el caso del señor López, ahora.
He de entonar el 'mea culpa’' por no haber incluido a este hermoso palacio del Arroyo, junto con mis 41 edificios jerezanos favoritos, en mi libro 'Casas señoriales, bodegas y sabores de Jerez', 2006. Aunque, lo he subsanado describiendo esta mansión de Puerto Hermoso en mi ‘Franceses en la Expansión del Jerez’, 2021. Y la razón fue que cuando de joven lo visité con una nieta de la Casa, de nombre Balvanera, o de mayor cuando Comisaria de Policía, ya no estaba exornado el edificio con la majestuosidad que merece un palacio donde se hospedaron en 1925 los reyes de España – razón por la que luce cadenas en el dintel de su portón – que seguro le volverán a dotar de esplendor don Amancio y sus directores. Permitiéndome recomendarles que visiten antes, en nuestra ciudad, los Palacios de Campo Real y el de El Virrey de La Serna. Más, contemplen también la sencillamente suntuosa decoración del Palacio de Domecq en Cristina.
La autora de 'Home, sweet home' investiga y documenta en profundidad seis 'recreos' que existen y prevalecen casi dos siglos después – unos salvados por Instituciones y otros aún vividos por personas de buen gusto – tal que El Altillo, Villa Elena, Las Cadenas, La Atalaya, El Serrallo y Giraldino. Y otra media docena, ya modificados para otros fines o derruidos en la noche de los tiempos. Un extraordinario trabajo de campo y archivos y bibliotecas, a leer.
Hemos tenido la satisfacción de ver felizmente restauradas y en uso como hoteles de buen gusto o por instituciones para sus sedes sociales, las casas de otros fundadores y emprendedores bodegueros del XIX, como la de 'Paúl y Angulo' (después González y Domecq) y la de Garvey en Plaza Rivero; Pemartín Laborde, y De la Calle (en ampliación) en Plaza Angustias y ‘Montecastillo’, ambos por Barceló; y también la primitiva de Domecq y Loustau en plaza del Arroyo, que vivió 'el Fundador', mientras se construía el palacio-hotel que nos ocupa.
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