Juan Alfonso Romero
Más estresado que Nene el de la Unión de Hermandades
SIEMPRE ha sido así y lo seguirá siendo, pero justo ahora estamos viviendo un tiempo en el que el odio se está imponiendo al amor. El sentido de la justicia que impera en nuestra sociedad es el de nuestra visión única y exclusiva de lo que consideramos justo, por lo tanto no hay árbitros que valgan. Es tal como yo lo veo y punto. El juez del partido es, según la forma de pensar hoy en día, malo o corrupto. Al colectivo arbitral no solo no se le respeta, sino que hay una cruzada generalizada contra ellos.
Llegados a este punto es bueno recordar que nadie es infalible y que un árbitro, como cualquier otro ser humano, se equivoca. Pero la cacería a la que estamos asistiendo en nuestra país por el estamento arbitral en general y sobre algunos árbitros en particular es de tal intensidad que lo lógico es que impartan justicia, condicionados por la presión que reciben cada día de la semana, en un estado de estrés que les conduzca a equivocarse muy por encima de lo habitual.
Para llegar a esta situación en el fútbol español han influido de manera sistémica los poderosos de este deporte. Presidentes a través de sus declaraciones o de los medios de comunicación que manejan, los propios entrenadores, salvo alguna honrosa excepción, y por supuesto, muchos jugadores también a través de sus palabras, pero sobre todo por esa falta de respeto en el campo hacia el colegiado de turno.
Aquí no se salva nadie, porque los del Real Madrid se sienten perseguidos por los árbitros, los del Barça se sienten igual o más perseguidos que los del Real Madrid, los equipos medianos y pequeños se sienten perseguidos y oprimidos por los grandes a través del colectivo arbitral. De tal manera, que hemos entrado en una espiral que nos lleva a la autodestrucción.
En medio de este panorama, aparecen de un lado dirigentes del colectivo arbitral investigados por la justicia y de otro una utilización con diferentes criterios del VAR para acabar de redondear este triste panorama. Como guinda a esta situación, todo lo de arriba se filtra hacia abajo y cada semana árbitros que pitan en categorías inferiores y partidos de cantera tienen que salir o escoltados o insultados o por patas si no agredido de los campos de fútbol. Cuando se siembra a conciencia se recogen estas cosechas.
La solución como en todo pasa por la educación, por el respeto, por la independencia de los jueces y si hay algo que se considere injusto, pues que se utilicen los tribunales que la ley nos permiten.
Pero esto no es un mal endémico del fútbol español, esto va más arriba. ¿Por qué creen que PP y PSOE llevan años sin ponerse de acuerdo a la hora de nombrar los puestos claves de los principales órganos judiciales en nuestro país? ¿Por qué Ábalos quiere utilizar su condición de diputado y por tanto de aforado, como ya hiciera en su momento Pelayo? Siempre es mejor que te juzgue un tribunal que controlas, de ahí la pelea por la composición de dichos tribunales. Con este panorama de los que deberían dar ejemplo es fácil entender que la gente se crispe y entre de cabeza en esta vorágine de descreimiento y desprestigio de uno de los pilares de una sociedad democrática.
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