Madrid está lejísimos

Todavía no se ha llegado a la división del territorio gaditano en Beduinos y Tirillas, el Duelo a garrotazos

Conocíamos, en el nacionalismo andaluz, el dicho de la lejanía de Madrid y lo odioso que resultaba a los andalucistas que las decisiones importantes y no importantes que afectaba a "nuestra tierra" se tomaran en Madrid. Entonces no esperaba que el objetivo bajara a Sevilla. Que fuera Sevilla la lejísima para tomar decisiones que afectaran a Cádiz, o a Granada, Almería, Huelva, Jaén… La capital atlántica sentía a la capital de Andalucía demasiado lejana y ajena para tomar decisiones que nos afectaran directamente. Ahora se viene a cerrar el círculo con los postulados de Belgrano, el localismo en grado máximo: Lo de Cádiz es cosa que le debe competer a Cádiz. Todavía no se ha llegado, me temo, a la división del territorio gaditano en Beduinos y Tirillas, el cuadro famoso de Goya siempre en el horizonte, el Duelo a garrotazos, me refiero.

Cuando llegan unas elecciones se remueve el fondo del mar, salen los palangres y otras artes de arrastre del corazón de los españoles. Con los resultados conocidos. Que algunos se paren a pensar cuánta razón tienen los que afirman el daño que hacen a su pueblo, su provincia, su región las lejanías. También están, como habrán imaginado, los que echan la culpa a Europa de sus males. Son los nacionalistas españoles, que llevan un Brexit en la mochila. Es el virus que vuelve cada cierto tiempo y que ni con las Autonomías o la UE intentaron atenuar los grandes hombres que quisieron que 1945 fuera el fin para siempre de los desastres. Para lograr un terreno inocuo, debilitado y abierto lo que fue varias veces una pradera llena de cruces. Porque había que evitar de nuevo las grandes guerras, las luchas civiles, los odios negros y ciegos. Yugoslavia como parque temático del futuro de Europa. Y eso es lo que hay. En Cádiz y puede que en otros muchos pueblos de España. Es el todos contra todos. Laporta esgrimiendo la defensa siciliana al embrollo que tiene por delante el FC Barcelona y su inversión en árbitros más la inquina profunda a su principal rival, el Real Madrid, devenido de nuevo en equipo del Régimen, ya puede imaginar de qué Régimen hablamos. Todo muy entretenido si no fuera tan siniestro y peligroso este juego difuso a la ruleta rusa. Porque circulan los Belgrano y los Beiro por las venas abiertas de Andalucía. Y la España entera, este país tan raro. Es lo último, lo de Belgrano en Cádiz aunque Laporta ha salido hablando casi todo el tiempo en catalán a un país entero que habla español. Son más que un club, lo intentan cada vez. La Justicia es la esperanza.

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