Lo que sigue es, sin duda, uno de los penúltimos resultados de este verano que, según el calendario, hoy mismo acaba. En ese tiempo, en el que nos despegamos de determinadas realidades, el que suscribe sigue no obstante manteniendo determinadas rutinas, tales como escuchar la radio o leer la prensa. En cualquier caso, lo que voy a referir no es exclusivo de esas fechas, es más que recurrente y logra irritarme de forma especial. Se trata, sencillamente, de los infinitos usos inadecuados de la lengua que, cuando se producen en radio o en prensa líderes llaman especialmente la atención. Sobre todo, porque se entiende que provienen de titulados universitarios, algo actualmente imprescindible para el acceso a la profesión periodística. Me choca así, entre otros, el uso casi gratuito del adjetivo 'mítico', que se aplica a cualquier cosa que venga en gana. Es de uso más que reiterativo dentro del periodismo deportivo -un gol, un partido, un equipo se califican gratuitamente de míticos-, pero el musical no le va a la zaga: un concierto o un disco también lo pueden ser de forma más que fácil. No quisiera resultar gruñón, pero me educaron en conceptos racionales y creo profesar un culto y respeto a la palabra, con su significado y significante. El adjetivo 'mítico' pertenece al sustantivo mito, que remite -según la Real Academia (RAE)- a ese mundo de dioses y héroes anterior al nacimiento de la filosofía racional que define a nuestra civilización con el paso del mito al logos. También -seguimos con la RAE- puede ser un mito un personaje literario en cuanto encarna "algún aspecto universal del la condición humana". Si siguen, encontrarán alguna acepción más, pero cualquiera vendrá a demostrar lo inadecuado de ese uso tan extendido. No, cualquier cosa no puede ascender, de manera tan rápida y gratuita, a la condición de mito. Ni a la de clásico, ni a la tradicional… Pero esa es otra historia.

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