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El acoso violento a Macarena Olona en la Universidad de Granada es inaceptable desde todos los puntos de vista. Antidemocrático, si me perdonan la obviedad. Inhumano, porque niega su libertad de movimiento y de pensamiento. Inconstitucional, en cuanto que vulnera el derecho a la libertad de reunión y expresión. Antiuniversitario, ya que ocurre en lo que debería ser un recinto de respeto al intercambio intelectual. Poco caballeroso o poco feminista, como prefieran. Demagógico, pues los autodenominados antifascistas reprimen un acto en el que se iba a disertar sobre el Estado de Derecho. Y así podríamos seguir y seguir diciendo lo que todos ya sabemos.

Es, además, una gran estupidez política de la ultra izquierda. Macarena Olona estaba en la lona, y sólo había que contar hasta diez para certificar su K. O. La sucesión de eventos es conocida: la estrella ascendente de la derecha vino a Andalucía a hacer una campaña estelar, pero devino errática, y los resultados, aunque no directamente malos, se le volvieron en contra cuando dimitió por motivos de salud que enseguida sanaron. El camino a Santiago daría indudables frutos espirituales (pues el Apóstol siempre abraza a los peregrinos), pero tuvo un resultado pobre como modo de reenganche a la vida política, a pesar del mimo de los medios que estuvieron atentos.

Así estábamos. El follón de la Universidad de Granada lo va a cambiar todo. Porque la derecha española se moviliza muy especialmente contra los intentos radicales de expulsarla de la vida pública. La ultra izquierda ha vuelto, en una tarde, a levantar el icono Olona, su banderín de enganche. Que luego no lloren como antifascistas lo que no han sabido aprovechar como maquiavélicos.

Además, le han enseñado el camino, que no es el de Santiago, en ninguno de los dos sentidos. Sería ridículo una vuelta a Vox después de haberse ido ella tan apresuradamente del partido, de la política activa (recalcó que se volvía a la abogacía del Estado) y de Andalucía. La forma de volver a participar la había sugerido yo aquí y es, exactamente, la que la ultra izquierda le indica. Olona ha de brillar en la sociedad civil, haciendo activismo cultural sobre su ámbito de conocimiento, que es el Derecho, y sin alejarse mucho de Andalucía. En cuanto ha cumplido estos requisitos ha recuperado su estrella. Con la ayuda inestimable de la ceguera de la ultra izquierda, que esa nunca le va a faltar.

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