Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

Tierra de nadie

Alberto Núñez Seoane

¿Pandemia, Septicemia O Esquizofrenia?

Antes de comenzar, quiero dejar muy claro mi respeto y consideración hacia las personas que padecen de esquizofrenia, las que les quieren y los que las cuidan. En absoluto es mi intención frivolizar con tan grave y doloroso padecimiento. Sólo me sirvo del vocablo por considerarlo adecuado para el sentido que quiero dar a estas líneas.

“Pandemia”, palabreja muy en boga en estos azarosos, más bien aciagos, tiempos en los que nos toca estar -lo de vivir va por otro sendero-. Como, “enfermedad infecciosa que se ha propagado en un área geográficamente extensa”, la define el diccionario de nuestra hermosa lengua. Si nos entretenemos en hacer algunas sutiles adaptaciones: “actitud contagiosa que se ha propagado por toda la extensión, e intención, de un partido político” -calificar la actitud, para más tarde; examinar la causa del contagio, para más adelante-, es muy probable que encontremos alguna similitud con lo que ha sucedido -porque de un verdadero suceso se trata- y sigue sucediendo -permítanme la obligada redundancia- en el partido socialista que tenemos en España -llamar “español” a lo que queda del partido tras lo que Sánchez ha hecho con él, sería un insulto … a España-.

“Septicemia”: “respuesta grave, y potencialmente mortal, a una infección que puede empeorar de forma muy rápida”, nos explica el libro sabio de las palabras, que se unen para dar a luz al espléndido idioma que compartimos con Quevedo, Baroja, García Lorca, Miguel Hernández, Camilo José Cela, Benedetti, García Márquez, Vargas Llosa, y tantos otros. Si nos tomamos la molestia de realizar unos tenues acomodos: “ausencia de respuesta, y o reacción, a una situación grave, y potencialmente letal, que puede empeorar, aún … más, de forma muy rápida … hasta que reventemos todos”, es muy posible que hallemos algún parecido con la incomprensible falta de principios de unos, el conformismo de otros, la nula determinación de estos, la sumisión suicida de aquellos, la ineptitud de algunos, y la vergonzosa cobardía de casi todos … los que se dicen socialistas y se les llena la boca de prédicas solidarias e igualitarias, y de justicia social, pero se cagan en los calzones, o en las bragas, sólo de pensar en oponerse al “jefe supremo”, Sánchez y su demencial, escalofriante y fatal doctrina. Todos callan, asienten y acatan: no quieren, por nada del mundo, salirse de “la foto”.

La “O”, no tiene, aquí, una especial acepción, que no sea dar la opción al amable lector de elegir entre alguno de los tres males que conforman el título de este artículo. Puede que en lugar de esa “o” hubiese debido colocar una “y”, tal vez fuese un más fiel reflejo de la realidad de hoy y del futuro de un inevitable y cercano mañana, al que el déspota, agarrado cual garrapata al sillón de La Moncloa, nos está condenando.

“Esquizofrenia”: “trastorno mental grave por el cual las personas interpretan la realidad de manera anormal”, nos aclara el imprescindible registro en el que se da cobijo a todas las palabras que componen la sinigual sinfonía del habla en la que, D. Miguel de Cervantes, narró al universo las andanzas de un manchego inmortal: D. Alonso Quijano y su buen compañero Sancho. Si nos preocupamos en llevar a cabo unos ligeros ajustes: “trastorno por el cual las personas se ciegan de vanidad, actúan con prepotencia y padecen de incontenible soberbia, lo que les lleva a interpretar la realidad de manera anormal -sólo existe “su” realidad-“, es factible que topemos con alguna semejanza respecto a la megalómana, adversa y nefasta actitud mantenida por el inquilino que ocupa la presidencia del gobierno. Pero nadie, en “su” partido, le ha cantado las cuarenta; nadie, entre “los suyos”, ha puesto pie en pared ante los desmanes, truculencias, despropósitos y auténticas barbaridades a las que Sánchez se ha entregado; ningún “socialista”, del PSOE, le ha reprendido por su continuas mentiras, ninguno le ha llamada la atención por sus incumplimientos continuados, ninguno ha plantado cara ante sus excesos, excentricidades, abusos y estupideces; no he visto a ninguno de ellos desvincularse de sus innegables traiciones a España, a la Constitución y al Jefe del Estado. Un auténtico infierno de cobardes: unos por no perder el puesto o no quedarse sin la subvención por venir, otros por seguir contando con el favor del “jefe” o “asegurar” su futuro o poder seguir pidiendo favores o para que le aprueben este o aquel proyecto o presupuesto o dietas o “gastos de representación” o vaya usted a saber qué.

Y, por favor, no me vengan con milongas. Todos saben lo que pasa, quien es Sánchez y “de qué va”, lo que está haciendo y la consecuencias de una y otra cosa, todos: los que están en el partido, los que están porque no les queda otra, los que medran, los que quieren llegar a medrar, los que chupan y los que están esperando para chupar, son conscientes de lo que el “sanchismo” supone: el tremendo daño que está provocando a España y a los españoles, a nuestra economía, al bienestar de la mayoría, a la unidad de España, a su seguridad y a las posibilidades de un futuro mejor para todos; y también conocen, a la perfección, el destrozo que, cual elefante -solo y borracho, como su necia e inútil ministra de no sé qué, dijo- en cacharrería, ha causado, y sigue empeñado en la tarea, al PSOE.

Excepción hecha de Joaquín Leguina -ex presidente de la Comunidad de Madrid-, José Luis Corcuera -ex ministro de Interior con González-, Francisco Vázquez – ex alcalde de La Coruña y ex embajador en El Vaticano-, Tomás Gómez -ex alcalde de Parla y ex presidente del PSOE madrileño durante ocho años-, y algún otro que se me haya quedado en el tintero; todos importantes exdirigentes socialistas que sí pusieron el grito en el cielo y se desvincularon, sin lugar a dudas, de las mamarrachadas y mentecateces de “falconeti”. Porque los tímidos y asustados susurros, algo discrepantes con Sánchez, de García Page en La Mancha y de Lamban en Aragón, no fueron más que eso: susurros, no vaya a ser que …

“P” de pandemia; “S”, de septicemia; “O”, de opciones a elegir; “E” de esquizofrenia: lo que Sánchez ha hecho del PSOE... porque unos lo han dejado y otros se lo han consentido. Y… en el partido, casi, pero muy casi, todos: ¡callados!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios