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La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Podemos no va a poder

Podemos va a acabar siendo una IU refundada y más juvenil. ¿Por qué? Es sencillo: se equivocaron en casi todo

La fuga de Íñigo Errejón con la abuela Carmena puede ser el tiro de gracia a Podemos. No como opción política con representación parlamentaria y acceso a las instituciones en nombre de la izquierda radical, pero sí como elemento de ruptura con el sistema y subversión del régimen. Vino para quedarse, como dice el tópico, pero para quedarse como cuarta fuerza política. Nada de asalto a los cielos. Será una especie de Izquierda Unida refundada y más abierta a los sectores juveniles. ¿Tanto follón para acabar así?

Quizás no haya mejor símbolo de la crisis de Podemos que la fotografía de los jóvenes padres de la criatura en el congreso fundacional. Cinco años después sólo queda en pie y al mando Pablo Iglesias. Todos los demás están fuera, material o formalmente, por expulsión, marginación o autoexclusión. Hay que remontarse a los tiempos de Stalin para encontrar un caso semejante de una revolución devorando a sus hijos más queridos en menos tiempo.

¿Por qué? Se equivocaron en casi todo. Se equivocaron al sabotear el pacto con Pedro Sánchez en 2016 para después llevarlo en 2018 a la Moncloa con la moción de censura y quedar ahora como su avalista incondicional. Se equivocaron defendiendo la estrategia del sorpasso al PSOE ignorando que la sociedad española rehuye las aventuras radicales. Se equivocaron al proponer la autodeterminación de todas las nacionalidades y regiones de España como "solución" al conflicto de Cataluña, extendiendo artificialmente un problema territorial adonde no ha existido nunca. Se equivocaron postulando la liquidación de la Constitución del 78 y su sustitución por una república federal (otro problema que no siente la gente, sino la gente de Podemos).

Por el contrario, no se ha equivocado Pablo Iglesias en su conducción caudillista del partido podemita: es que es su condición. Su naturaleza y su voluntad le han llevado a eliminar o aburrir a todos sus competidores internos -y queridos amigos para siempre, decían-, a comprarse el chalé de Galapagar, perfectamente legítimo y perfectamente contrario a todo lo que ha venido predicando, a cambiar los estatutos para despojar de poder a los órganos intermedios entre el Líder (él) y los militantes (perdón: los inscritos y las inscritas) y a maniobrar hasta que la número dos de Podemos sea su pareja, una práctica puramente peronista que por simple estética nadie ha sido capaz de protagonizar en el mundo occidental.

Un caudal de esperanzas derrochado.

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