AHORA no tengo tiempo. Esta declaración se ha convertido en el pan de cada día del ser humano del siglo XXI. Nos han implantado un estilo de vida que nos obliga a vivir de forma desenfrenada, teniendo que desatender los asuntos que de verdad requieren y merecen nuestro tiempo y dedicación. La lista de 'cosas pendientes' no para de crecer y empolvarse en un cajón olvidado. Diariamente nos enfrentamos a la rutina dejando aparcados una pila de deseos que nos harían sentirnos más vivos. Nos hemos convertido en prisioneros del tiempo, tiene que ser este el motivo por el que muchas mujeres estén decidiendo extraer sus óvulos para usarlos 'cuando tengan tiempo de ser madre'. Pero sobre todo nos hemos vuelto adictos al control, a la necesidad de cronometrar cada uno de nuestros pasos, posponiendo incluso nuestra propia naturaleza. Muchos desearían que el día tuviera más de 24 horas para poder hacer más cosas, cuando en realidad lo que necesitan es despojarse o redireccionar obligaciones que hacen sus días insuficientes.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios