CATAVINO DE PAPEL

Manuel Ríos Ruiz

Recordatorio de Stefan Zweig

EL pasado veintidós de febrero se cumplieron los setenta años del suicidio, junto a su segunda mujer, del escritor Stefan Zweig (Viena, 1881- Petrópolis, Brasil, 1942). Antes tomar tan dramática determinación, dejó escrito: "Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la que la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra". Y si en vida gozó del favor de los lectores a nivel universal, actualmente se continúan editando sus obras. Escritor prolífico, dio a la estampa cuatro piezas de teatro, dos libros de poemas, diecinueve narraciones, diecisiete biografías y su autobiografía. Es, indiscutiblemente, uno de los autores más importantes del siglo XX.

De familia judía, se le considera uno de los intelectuales europeístas más significativos, combatiendo el fascismo con continua dedicación. Después de doctorarse en Filosofía, salió por vez primera de Austria, para residir un año en París. Después viajaría a Inglaterra, España, Italia y Holanda, Y cuando ya había publicado sus primeros libros, estuvo en la India, Estados Unidos y Panamá, volviendo a su país en 1919, pero durante la primera guerra mundial tuvo que exiliarse a Suiza a causa de sus ideas pacifistas, y desde 1935 vivió en Londres. Al saltar la segunda guerra mundial se estableció en Brasil, donde permaneció hasta su suicidio, convencido de que llegaría la perdición de los valores culturales y espirituales europeos, con la implantación del nazismo hitleriano.

En su autobiografía justificaba así el por qué del éxito de sus libros: "El inesperado éxito de mis libros proviene, según creo, en última instancia de un vicio personal, a saber: que soy un lector impaciente y de mucho temperamento. Me irrita toda facundia, todo lo difuso y vagamente exaltado, lo ambiguo, lo innecesariamente morboso de una novela, de una biografía, de una exposición intelectual. Sólo un libro que se mantiene siempre, página tras página sobre su nivel y que arrastra al lector hasta la última línea sin dejarle tomar aliento, proporciona un perfecto deleite". Y esa clase de libro consiguió consumarla en los suyos.

Y de toda su producción literaria, es posible que sean las biografías sus obras más difundidas. Títulos como 'Fouché', 'Magallanes', 'María Antonieta' o 'María Estuardo', son inconmensurables ejemplos del género. Aunque la misma altura tienen sus novelas, en las que denota el combate de lo seres humanos frente al poder de las pasiones, sin caer nunca en el folletín. Y finalicemos este recordatorio de Stefan Zweig, con una de sus frases lapidarias: "No basta con pensar en la muerte, sino que se debe tenerla siempre delante, entonces la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre". Sin embargo, renunció a la vida. He aquí todo un enigma.

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