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Crónica Personal

Pilar / cernuda

Tensión máxima

SEMANA clave para el presidente de Gobierno, para el líder de la oposición, para los restantes dirigentes políticos, para Artur Mas, para Cataluña y para todos los españoles.

El problema catalán produce hartazgo porque se arrastra desde hace casi tres años, o incluso desde mucho antes aunque se ha agravado cuando Artur Mas inició el camino independentista; que produzca hartazgo no significa que haya que soslayarlo, porque es de una gravedad extrema que afecta nada menos que a la unidad del España.

Esta semana se vivirá una de las fechas importantes del calendario independentista, la Diada, y a los pocos días el Parlament aprobará su ley de consultas, para que a continuación Mas convoque oficialmente la consulta que el Gobierno va a impedir con todos los medios legales a su alcance. Cuenta para ello con el apoyo del PSOE y de otros importantes partidos. Pero este jueves, con la Diada, se inicia el tramo final de la senda que se ha marcado Artur Mas para llevar a Cataluña a la independencia.

Lo mejor que ha podido pasar a los que vivían con preocupación la obcecación de Artur Mas es que se haya descubierto que Jordi Pujol no era trigo limpio a pesar de que Felipe González no lo considera corrupto, y que haya confesado que llevaba más de 30 años con una abultada cuenta corriente en Suiza que ni declaró a Hacienda ni declaró a su única hermana a pesar de que supuestamente se trataba de una cuenta corriente que heredó de su padre. Por otra parte, estos días se han conocido aún más datos sobre los negocios de la familia Pujol y también de altos cargos de la Generalitat, y es indudable que todas esas noticias, todas, afectan de manera significativa a la Diada y a lo que viene después.

Los sondeos, que advertían sobre un creciente espíritu independentista, ya no dicen lo mismo; los organizadores de la Diada confiesan que no cuentan con tantas inscripciones como esperaban y encima Josep Antonio Duran Lleida anuncia que no piensa acudir a los actos. Blanco y en botella: no le gusta lo que propugna su todavía socio Artur Mas y retoma lo que siempre dijo pero que parecía haber olvidado, que se siente profundamente nacionalista pero nada independentista.

La tensión es máxima en Cataluña porque los independentistas se muestran más levantiscos a medida que se acercan las fechas marcadas en su calendario secesionista, pero por otra parte empieza a desaparecer el complejo a expresarse catalán y español y en la Diada habrá manifestaciones de Sociedad Civil y de Iguales y Libres.

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