En contra de lo que muchos vaticinaban, llegó el momento de las cofradías y ahora sí que vale rememorar aquello de “cofrades, a la calle” que tanto dio de sí al comienzo de la pandemia. Los que veían fantasmas habrán observado que esta sociedad es lo suficientemente madura y tolerante como para que todos tengamos nuestro momento. Y el de las cofradías ya parece que ha llegado. 

Desaparecen los fantasmas y ahora habría que volver a rememorar frases lapidarias de muchos entendidos en la materia que presagiaban la llegada de un régimen ateo que solo buscaba encerrarnos en las sacristías. La hemeroteca está cargada de declaraciones apocalípticas. Como niños caprichosos que con cientos de muertos y miles de contagios por día solo pensaban en sacar un paso. 

Como dijo el poeta, todo pasa y todo llega. No va a pasar absolutamente nada. Ahora es cuando hay que hacer más grandes los cultos, tenemos que llenar las calles, las convivencias, las tertulias. Ahora es nuestro momento. Y pasad de esas noticias malas y no os pongáis nerviosos, que nos quieren atacar. Ya lo dijo aquel chaval de Alcalá de Guadaira. Y se hizo viral.

Son muy buenas noticias las que nos llegan. Tantas y tan positivas que nos cuesta asimilarlas. Pero todo tenía que llegar. Y tenía que llegar no porque a las autoridades les gusten más o menos las cofradías, que habrá de todo como en botica, sino porque nadie puede gobernar en contra de un sector social como es el cofrade. Nadie toma medidas antipopulares. Y no hay nada más popular ni castizo que llevar a tu hijo a ver a la Borriquita el Domingo de Ramos por la tarde.   

Ahora es el momento. A disfrutarlo y a esperar que la apertura que nos sorprende en estos días, no tenga un paso atrás, no por tener un gobierno más o menos laico, sino porque la realidad de la pandemia nos haga retroceder. Será el momento de volver a rezar por los que sufren como consecuencia de esta maldita pandemia.