Dadas las circunstancias mejor tirar de realismo porque el esperpento triunfa. Si Valle Inclán levantara la cabeza como holograma de presidente del Congreso de los Diputados se daría cuenta de lo que hay a tres días de otras elecciones importantes. Un circo mediático que hace parecer que solo se lo está tomando en serio el ciudadano de a pié ya que los candidatos andan en otras cosas. Unos, abandonando partidos a pocos días por discrepancias democráticas, otros que dicen que los de más allá tienen comprados los medios de comunicación, algunos que dejan en manos del ciudadano las soluciones y otros que se pierden entre tanto daltonismo ocultista. Si queremos ir al grano, lo mejor sería ir a buscar lo que se exige de los alcaides de las ciudades. Gente preparada. Lo mismo tendría que ser una mezcla entre el lado más inteligente del padre de Neymar para conseguir con sus argucias todo lo que se propone o un híbrido de la psicóloga de Trump que, desde luego, tiene másteres y experiencia. O por ser más concretos, un poco de la furia del paisano Padilla para alcanzar sus metas, a pesar de los pesares, porque de volver atrás nos encontraríamos más glorietas y más juicios por prevaricación que en ninguna otra ciudad del planeta. Un Jerez en las manos de una Tía Juana la del Pipa o un Caballero Bonald sacando punta para mejorar el universo que le rodea e incluso contar con alguien con la mano izquierda de un José Mercé abriendo compases flamencos a la modernidad apostando fuerte por abrir mercados. Lo dicho, alcaldesas o alcaldes que tengan demostrada sapiencia, trabajo, esfuerzo y sentido común. Que sepan lo duro que es vivir y que sean capaces de gestionar. O mejor lo dejamos todo en el duende de los pases de la música callada de Bergamin. Hasta el mismísimo Paula saldría a hombros por la puerta grande del edificio de la calle Consistorio.

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