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A la avanzada edad de noventa y seis años, ha muerto en Madrid, donde residía, la gran señora del baile flamenco y decana del mismo, Pilar López Julvez, hermana de la célebre Encarnación López "La Argentinita" a la que siempre quiso recordar, rindiéndole culto con sus coreografías y con sus bailes, a lo largo de toda su dilatada vida, en la cual fue considerada siempre como la gran maestra de una generación de grandes bailaores, entre ellos Mario Maya, y su predilecto Antonio Gádes, quien repuso su coreografía preferida, "El Concierto de Aranjuez", de Joaquín Rodrigo, cuando fue director del Ballet Nacional, en 1979.
Una vez retirada de la vida artística, no quiso dedicarse a la enseñanza, rehusando una cátedra en el Conservatorio de Música y Danza, de Madrid, así como la dirección del Ballet Nacional de España.
Pilar López vino numerosas veces a bailar a Jerez, en el viejo escenario del Teatro Villamarta, donde nosotros la alcanzamos a conocer, en los años sesenta, acompañada de su marido, el poeta Tomás Ríos. Más tarde, recibiría el Premio Nacional de Baile Flamenco de la Cátedra de Flamencología, entidad que años más tarde le rendiría un gran homenaje y la recibiría como maestra de una lección magistral, en sus cursos de verano.
En otra ocasión, el día uno de diciembre de 1998, visitó la Cátedra jerezana, firmando en su libro de oro estas palabras: "A la Cátedra de Flamencología, con mi admiración por su dedicación a este bello arte".
Bailarina, bailaora y coreógrafa, Pilar López, vivió por entero entregada a la danza y al baile flamenco, desde los cinco años de edad, en que tomó parte en una función de homenaje a su hermana. A los quince años, empieza a bailar como profesional, actuando al principio en la misma compañía de su hermana "La Argentinita" y, posteriormente, con su propia compañía, con la que recorrió el mundo. Su primera pareja artística sería el bailaor sevillano, Rafael Ortega. En 1933 baila en el Teatro Falla de Cádiz, junto a su hermana, la versión que esta hace de "El Amor Brujo". Diez años más tarde, actúa de nuevo con su hermana en el Metrópolitan Opera House de Nueva York, con un papel importante en la obra "Café de Chinitas", con la que recorren toda Norteamérica. Tras la muerte de su hermana, en 1945, decide retirarse, hasta que pasado un año forma su propio Ballet Español.
Para el aficionado que esto escribe, el recuerdo de Pilar López será siempre algo imperecedero, pues en las muchas veces que coincidimos, lo mismo en Jerez, que en Córdoba y en Madrid, me brindó siempre su simpatía y su generosa amistad; entregándome con cariñosas palabras, la placa de plata del homenaje nacional que, hace años, se me ofreciera en el Círculo de Bellas Artes de la capital de España.
Casi centenaria, se nos acaba de ir, para siempre, una de las más grandes figuras del baile y la danza española de los últimos tiempos. Pilar López personificó, para el mundo del baile, el señorío, la majestad y la gran clase que heredó de su hermana "La Argentinita", y que ella siempre supo acrecentar y conservar, como la gran señora del baile que era. Descanse en paz.
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