DIECISÉIS días quedan para que la ciudad se vuelva a reencontrar con una sus las devociones más profundas. Una devoción que, si me permite el lector, siempre la he visto con cierta singularidad. El Carmen, ya se sabe, es la patrona de los marineros y de nuestra Armada Española. Ella, siempre ha estado relacionada con la gente del mar. Ese gran misterio insondable que es el agua y que tan importante es para la vida del Planeta.

Jerez tuvo en su día marismas. Y barqueros que pescaban en las estribaciones del Guadalete allá cuando el río quiere morir en el mar. Sin embargo, la ciudad nunca ha sido netamente marinera como lo puede ser nuestro querido Puerto de Santa María o Sanlúcar de Barrameda. Sin embargo, la ciudad hunde en su advocación una de sus más profundas devociones. El Carmen, elegancia y preciosidad de imagen de María en una tarde que siempre nos cautiva por su hermosura.

Ahora la hermandad está en una fase de redificación. Jesús Salido y su gente están trabajando mucho y bien. Hay un campeonato de pádel que organizan y que hace falta apuntarse para echar una mano a esta insigne corporación. Una inscripción para competir y un litro de leche para la necesidad de muchos. Un campeonato que tendrá lugar desde el día 5 al 7 de julio, con sus distintas categorías masculinas y femeninas.

Pronto llegará la presentación del cartel de la procesión y su novena. Y llegará el día dieciséis y la Virgen saldrá a las calles jerezanas para seguir sembrando de devoción y fervor a los muchos fieles. Gran trabajo el de los padres carmelitas y el de la junta de gobierno. Ella lo abarca todo en los días de verano. Un verano que rematarlo allá cuando acaba  por el mes de septiembre, se culmina con la procesión de la Patrona, Nuestra Señora de la Merced. Ahí es nada. Dos Reinas que el año pasado se vieron por primera vez cara a cara. Y un instante que eclipsó tanta tontería cofrade como son los cambios de martillos o el trajín de las bandas. Y todo ello sin contar las divisiones internas y las fraternales cuchilladas.