Tribuna Cofrade

Juan González Román

“Que lean el Evangelio”

EN la entrevista que le hizo Jordi Evole al Papa Francisco, le preguntó que le diría a los cristianos españoles que pudieran estar preocupados o temerosos por la afluencia de inmigrantes, que por diferentes motivos, están llegando a nuestro país, respondiéndole de forma lacónica “que lean el Evangelio”. Esa recomendación, que puede parecer inocua, tiene una tremenda carga de profundidad. Puede parecer una perogrullada pero como dice el teólogo José María Castillo en su reciente libro “El Evangelio marginado” : “por supuesto que en las iglesias se habla del Evangelio, se predica y se respeta, pero la Iglesia no está organizada ni gestionada de acuerdo con el Evangelio. Tampoco la gran mayoría de los cristianos vivimos de acuerdo a él. Más aún, en muchas ocasiones vivimos contra él” . ¿ Cuantos cristianos leen el Evangelio, cuantos acuden a él para encontrar el norte de su vida o para ser coherentes con la fe que manifiestan tener ?. Me temo que muy pocos sino nuestra sociedad sería muy diferente.

Oscar Wilde dice en su obra De profundis, escrita en la cárcel “que todas las mañanas, después de haber barrido mi celda y fregado mis cacharros de estaño, leo algún trozo de los Evangelios, una docena de versículos elegidos al azar. Este es un modo delicioso de comenzar el día. Todos, aún aquellos que llevan una vida agitada y desordenada, deberían hacer lo mismo”. Es curioso que un laico como el dramaturgo irlandés, y no un hombre de Iglesia, recomiende la lectura del Evangelio.

En la esfera de los artistas, es de destacar, que el polémico cineasta italiano Pier Paolo Pasolini, de ideología comunista, leyera los Evangelios en la cárcel y , como consecuencia del impacto que sufrió, rodó bajo su dirección una de las mejores películas sobre la vida de Jesús, “El Evangelio según San Mateo”, con un guión calcado del texto del evangelista.

El teólogo holandés Schillebeckc, escribió hace unos cuarenta años, que “en el primer mundo la razón principal de que nuestras iglesias se vacíen parece residir en que los cristianos estamos perdiendo la capacidad de presentar el Evangelio como una buena nueva”.

He hecho estas tres referencias, se podrían escribir muchísimas más, porque en ellas se refleja la importancia del Evangelio. Dificilmente podremos transmitir la buena nueva sino la conocemos y la única manera de conocerla es ir a su fuente que nos es otra que el Evangelio, que está siendo más un libro de biblioteca que de consulta diaria. Nos estamos perdiendo el conocer a ese hombre que como dicen los textos evangélicos pasó por el mundo haciendo el bien.

Pese al pesimismo que se puede desprender de los tiempos que vivimos, hay una corriente que están incitando el volver a Jesús de Nazaret, de volver a la buena noticia que es él. Dice Jon Sobrino, teólogo jesuita “que no es lo mismo aceptar que Jesús es Dios y hombre, Señor y Mesías, que aceptar algo tan sencillo como que Jesús es una buena persona, alguien que cae bien, que da gusto verlo y conocerlo. No es lo mismo adorar, rezar, obedecer a Cristo y rendirle culto, que sentir gozo en el Dios que se ha manifestado en él”. Continúa Sobrino diciendo “que Jesús es siempre una brisa de aire fresco en nuestra historia porqué hizo realidad en una sola persona valores como la honradez y verdad, misericordia y fidelidad, libertad, gozo y celebración, confianza en el Padre y disponibilidad ante Dios”. Toda una incitación a conocer a Jesús de Nazaret.

La única forma de conocer verdaderamente a Jesús es acudir al Evangelio, su lectura nos lo hará más cercano y humano, nos enamoraremos de él y a buen seguro que nos ilusionaremos con su seguimiento.

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