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En pie si eres español

Resulta complejo precisar qué es ser español, pero si estamos seguro de lo que no es: no es aburrido, eso no

De todos los cantos que se han coreado en la inmensa manifestación de Barcelona, me quedo con "En pie, si eres español", que tiene su propia coreografía, elemental pero simbólica. Empieza con la gente arrodillada o en cuclillas, que va pasando de su agachonamiento a la postura erguida y termina saltando de puntillas, de júbilo, con los brazos al cielo. No me ha sido fácil elegir, porque todos aquellos eslóganes que defienden el Estado de Derecho y el cumplimiento de la ley ("Puigdemont a prisión") me llegan al corazón, pero me quedo con el "En pie".

En un poema excelente, el catalán Jaime Gil de Biedma dijo que "De todas las historias de la Historia/ la más triste sin duda es la de España,/ porque termina mal". El poema pecaba de notorio pesimismo, porque la historia de España, y ha pasado ya más medio siglo del poema funerario, y lo que te rondaré, morena, sigue sin terminar. A Gil de Biedma se lo perdonamos, porque estaba escribiendo una sextina y la rigidez formal te fuerza a veces a retorcer las frases, además de que reflejaba su estado de ánimo poco animado. No sólo se lo perdonamos, sino que se lo agradecemos, porque nos da pie ("en pie, precisamente, si eres español") para la reflexión de hoy.

De todas las historias de la historia, es la más excitante la de España, porque parece que termina y no termina de terminarse. Un español ante su historia no puede estar tranquilo y cómodo, qué va, sino dándose ánimos para levantarse, en pie, en pie, cada cierto tiempo. No hay reposo. Y esto puede resultar cansado, malo para la tensión arterial, estresante para los nervios, producir insomnios y provocar palpitaciones, pero nunca jamás será aburrido. Si los españoles no tenemos enemigos exteriores, tiramos de la industria nacional, pero siempre estamos a un tris del infarto, en brazos de la emoción.

La manifestación de Barcelona fue la expresión de una nación que quiere estar en pie, que ha recuperado una vez más -entre cientos de veces- su orgullo y que renuncia a morir, ni siquiera a pellizcos ni tampoco sedada. Hoy continuará el pulso del procés, y ya veremos cómo, pero ayer, en Barcelona, el pueblo español, recitó con Miguel Hernández: "No soy de un pueblo de bueyes,/ que soy de un pueblo que embargan/ yacimientos de leones,/desfiladeros de águilas/ y cordilleras de toros/ con el orgullo en el asta./ Nunca medraron los bueyes/ en los páramos de España". En pie.

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