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Carmen Calvo ha dicho que eso de que el feminismo sea común, transversal y apolítico, nada de nada, bonita [sic]. Con gran talento epigramático, alguien ha preguntado entonces si esto se divide en feministas vs. bonitas. Tiene gracia, pero pasa lo de Saint-Exupéry, que notó que para ser ingenioso siempre hay que mentir un poco. Hay feministas muy guapas.

No las hay, en cambio, que no sean socialistas, en eso tiene razón Carmen Calvo, claro. A la que felicitamos por la perspicacia y también, si me lo permite, por su onomástica. Esto no es lo mismo que su pelea contra los vientres del alquiler, que la honra, y que hace que su paso por la política tenga para mí, a pesar de tantos pesares, una dimensión muy positiva.

Pero hoy hablamos de su feminismo y su genealogía [sic]. No quiero decir, desde luego, que no haya mujeres y hombres que no sean socialistas y que estén completamente convencidos de que la mujer y el hombre son iguales en dignidad, derechos y deberes. Eso, gracias a Dios, es patrimonio de la humanidad desde hace un buen puñado de años, y a eso han contribuido, más o menos, todos, desde el Cristianismo, como salta a la vista geopolítica, hasta el voto femenino que debemos a Clara Campoamor (correremos un tupido velo sobre la actuación y las declaraciones del PSOE de entonces para no darle un berrinche a Carmen Calvo en el día de su onomástica).

De lo que se trata es que este feminismo posmoderno es otra cosa, y sí es socialista, y hace muy bien la señora Calvo, que, si tuviese un pelo de tonta sería por su claridad expositiva, en advertírnoslo. Tampoco el Orgullo LGTB es transversal, como han comprobado en sus carnes los miembros de Cs que pensaban que sí, aunque siguen pensándolo, inaccesibles al desaliento. Ni el ecologismo.

No nos engañemos nosotros al menos y aprovechemos la maravillosa luz intelectual que irradia Carmen Calvo. El gran consenso socialdemócrata (el ambiente político en el que respiramos) no sólo es el ambiente ni el consenso, sino que es, en efecto, socialdemócrata y, en cualquier momento, cuando más en tu salsa te sientes o te quieres sentir o pretendas adornarte, saldrá alguien que sabe de lo que hablamos y te dirá: "Oh, no, bonito, de eso nada. Esto en realidad no es tuyo, a no ser que tú te avengas a ser de los míos, y entonces sí".

Lo dicho, Carmen Calvo, felicidades; y muchas gracias por no engañar a nadie y desengañar a no pocos.

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