La ciudad y los días
Carlos Colón
Vuelve la nunca ausente
Entre los andaluces predominan los que gustan mirar hacia atrás y recordar su pasado. Por ello, sorprende que no recurran más a leer ese tipo de libros dedicados precisamente a dar cuenta de hábitos y costumbres, aventuras y conflictos de otras épocas. Es decir, novelas: el medio adecuado para evocar formas anteriores de convivencia. La novela ha sido una invención literaria que ha permitido que, gracias a la lectura, se realicen, por medio de la imaginación, un buen número de deseos. La lectura de una novela posibilita, en parte, sentir y experimentar íntimamente lo que el novelista cuenta. Por tanto, si el vivir otras vidas de otros tiempos atrae siempre, con mayor razón la novela es el mejor recurso para que un pueblo, como el andaluz, reviva las costumbres forjadas en su pasado. Además, una larga serie de novelistas, desde el siglo XIX, se impusieron como misión literaria recoger, en los argumentos de sus obras, las distintas facetas que han configurado la vida cotidiana andaluza. Aquellas narraciones realistas han sido el motor de un movimiento literario que se ha mantenido vivo hasta tiempos recientes. Incluso cabría añadir que la mejor forma de recuperar la historia social y la mentalidad de la gente de estas tierras meridionales reside en desentrañar el mosaico regional configurado por sus novelistas. Y, como ya se ha repetido aquí mismo numerosas veces, una serie de circunstancias promovieron que, durante las cuatro últimas décadas del siglo XX, se conjuntaran una serie de novelistas muy dotados y de muy diversas ideas y tendencias, con su atención puesta en Andalucía. Sin embargo, por algún motivo nada fácil de explicar, a pesar del valor literario y testimonial contenido en esas decenas de títulos, el aprecio y la consideración hacia ellos por parte de los lectores andaluces no acaba de llegar. La editorial Athenaica ha logrado incluir, con buen criterio y valentía, en su catálogo algunos de esos nombres. Y ahora, El Paseo, con loable audacia, acaba también de recuperar, Con la noche a cuestas, de Manuel Ferrand, un ejemplo que debería arrastrar otros esfuerzos similares. Recuperar a ese grupo de novelistas andaluces debería ser el mayor empeño actual de lectores, editores e instituciones.
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