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La Crestería

Manuel Sotelino

El cartel de Daroal

NO me gusta. Para qué voy a decir lo contrario. Supongo que habrá algún cofrade que por quedar bien habrá manifestado que es una obra maestra. Pero yo he sido educado en otras pautas de lo que debe de ser el arte y la belleza. Ni mejores ni peores, solamente distintas. Por eso no voy a censurar una obra de dos artistas que tienen el reconocimiento de los entendidos en la materia. No soy crítico de arte ni soy un entendido. Simplemente veo algo y me gusta o no me gusta. Como hago con la música o la pintura. Pero no puedo pontificar sobre algo de lo que me faltan datos.

Por tanto, para mí queda pendiente el cartel dedicado a la Virgen de la Piedad. Un cartel que nunca tuvo de manera oficial y que este año se ha querido restañar. Pero ya han visto cómo… Así que la Guapa del Calvario tendrá que seguir esperando porque por mucho que miremos, la Virgen, no está ahí. Más veo yo representado el Santo Entierro.

En cualquiera de los casos, dejo una reflexión que estos días me he hecho. No sé yo si adornado con todo este tono de modernidad y vanguardia de lo que se trata es de camuflar lo fundamental y sustraer lo sagrado; o de hacerlo más trivial. El relativismo moral del que nos hablaba el Papa Benedicto XVI también metido en los tuétanos del arte. Cuidado porque si apartamos todo lo que debería de tener sagrada la Semana Santa estamos haciendo un pan con dos tortas. Hay que estar vigilantes. Ya Arnido colocó a Jesús Nazareno a un lado del cuadro y puso como centro al hombre, reflejado en la figura de Marquillo. Ser modernos está muy bien. Y cambiar las líneas estilísticas. Pero no perdamos la brújula. Ante todo se trata de una manifestación netamente cristiana. Y así debe de ser reflejada.

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