ABRO la nevera a la hora de comer y cuando me quiero dar cuenta en vez de tinto le he echado fino a la gaseosa para acompañar el almuerzo. Rebujito casero, vaya. Me siento a comer con Alba y empezamos a servirnos macarrones con atún. Están buenos, pero no sé qué ocurre, noto -creo que notamos los dos- cierta desazón. "¿Quieres otra cosa para acompañar?, me dice, y de repente caigo en la cuenta de que hay gazpacho fresco, por lo que me voy sintiendo mejor, gazpacho y rebujito en la mesa, como toda la Feria. Además, mis papilas reconocen ya los sabores tras achicharrarme el martes (¿o fue el miércoles?) con frituras de pescado. "¿Vemos el telediario o pongo música?", dice de nuevo Alba. Hasta aquí ha llegado la descompresión. De vuelta al duro telediario. En mi casa no ha entrado nunca un disco de sevillanas y tampoco es cuestión poner a 'Los Zambos' a las tres de la tarde.
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