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Tribuna

Francisco García-Figueras Mateos

Al Olivillo por la Oliva

Por la inspiración de la Santísima Virgen María han surgido -y siguen surgiendo- en medio del mundo, muchos hombres y mujeres que han dedicado sus vidas al cuidado de enfermos, la atención de personas necesitadas o la educación de los más desfavorecidos, entre otras nobles causas. Sin ir más lejos, no son pocas las congregaciones religiosas con gran arraigo en Jerez que tienen a María en la génesis de sus proyectos educativos y asistenciales.

La historia que Antonio González Salazar recoge en el libro 'Vida y obra del Reverendo Padre Francisco González Metola' comienza en mayo de 1938, desarrollándose también en entornos muy precarios e igualmente, bajo el amparo de Nuestra Señora. Llegado a la provincia para hacerse cargo provisionalmente de la capilla y de la finca de Jandilla a petición de los hermanos Domecq Díez, aquel sacerdote riojano se entregó a la promesa realizada a la Virgen de la Oliva, dedicando veintiséis años de su vida a la evangelización y la erradicación de la pobreza y el analfabetismo en los campos gaditanos.

La labor de este Siervo de Dios, que fue conocido como 'Padre Jandilla' -así le siguen recordando muchas personas- hay que valorarla teniendo en cuenta las difíciles condiciones de vida de la zona rural en los años de Posguerra, donde llegó a fundar un importantísimo número de escuelas por las que pasaron unos diez mil alumnos.

En nuestra comarca, el Patronato de Escuelas Rurales Católicas llegó a contar con hasta treinta y cuatro centros educativos. Según consta en documentos relativos a su constitución, dicho patronato “fue fundado en septiembre de 1947 por un grupo de propietarios que sentían la necesidad de facilitar a los hijos de sus obreros agrícolas, los medios necesarios para su enseñanza, ya que el programa normal del Estado no llegaba hasta esos apartados lugares”.

Uno de esos propietarios fue José Pérez-Luna García, que en su finca de 'El Olivillo' contaba con una escuela donde recibieron clases los hijos de los trabajadores de la finca y de otras fincas colindantes, así como algunos de sus nietos.

“Agricultor generoso y ejemplar” como así le definió el escritor jerezano Rafael Lorente Herrera en un precioso y completo artículo publicado hace unos años en prensa local, hasta el Olivillo llegaban también muchas personas necesitadas, a las que José Pérez-Luna, su esposa Carolina y sus hijos asistían con humanidad y desprendimiento.

Cristo se hacía presente en esas obras de misericordia, como lo estaba en cada Eucaristía celebrada en la capilla de la finca y en una imponente reproducción del Santísimo Cristo de la Defensión que la presidía, obra del escultor jerezano Francisco Pinto Berraquero.

En 1955, el Padre Luis González Metola es designado capellán-misionero de la zona de Jerez-La Janda, asumiendo la labor pastoral de las escuelas que integran el patronato. Hermano del Padre Jandilla, se dio la circunstancia de que en los años noventa del siglo pasado fue coadjutor de la Parroquia de las Nieves, templo cuyo altar preside otra de las bellísimas reproducciones que Pinto Berraquero realizó del crucificado capuchino.

Además de su contribución al Patronato de Escuelas Rurales Católicas, José Pérez-Luna colaboró con los Hermanos de las Escuelas Cristianas, cundiendo el ejemplo entre sus hijos, pues su hijo Pepe Pérez-Luna y su esposa, Antonia Valencia, fueron fundadores y benefactores del colegio Sagrada Familia de Jerez, allá por 1968.

En febrero se cumplieron ciento veinticinco años del nacimiento de José Pérez-Luna García. Falleció el 13 de octubre de 1994 en su casa de Pedro Alonso, en una estancia presidida por otra hermosa talla del Cristo de la Defensión de tamaño académico.

En cuanto al crucificado del Olivillo, hace mucho tiempo que no ocupa su primitiva ubicación en la capilla de la finca. Y aunque tampoco conserva los tonos morenos con los que el sol de la campiña pareció broncear su encarnadura, muchos siguen llamándole 'del Olivillo'. En los últimos años, Miriam -un ángel que nos dejó recientemente- fue especialísima protectora de la imagen.

En octubre de 2019, por su incansable labor en favor de tantas personas necesitadas de la zona rural y su sobresaliente apostolado en la Diócesis de Calahorra y la Calzada se procede a la apertura del expediente de beatificación y canonización del Reverendo Padre Francisco González Metola, que falleciera en febrero de 1967.

Es la continuación de la historia que comenzó en mayo de 1938 cuando, gracias a la obra del Padre Jandilla y la generosidad de agricultores como José Pérez-Luna, el testimonio de Cristo se hizo presente en los campos de la provincia -también en el Olivillo-, por la promesa que aquel joven sacerdote realizó ante la Santísima Virgen en la Ermita de la Oliva.

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