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Provincia de Cádiz

Una empresa retoma la búsqueda de gas en La Janda y el Campo de Gibraltar

  • Las dos zonas de prospección se encuentran situadas entre las sierras de El Retín y La Plata, en los términos de Barbate y Tarifa

Representantes de Tarba Energía, el pasado miércoles en Tarifa, en la presentación del proyecto.

Representantes de Tarba Energía, el pasado miércoles en Tarifa, en la presentación del proyecto. / d.c.

La empresa Tarba Energía ha retomado la posibilidad de extraer gas de dos espacios agrícolas de la provincia de Cádiz, en los términos de Barbate y Tarifa, y ha iniciado las primeras pruebas para comprobar si, como estiman, estos yacimientos podrían abastecer a toda España durante un año de este recurso.

Las dos zonas de prospección están localizadas entre las sierras de El Retín y La Plata. Se encuentran a "a bastantes kilómetros de los parques naturales del Estrecho, La Breña y Los Alcornocales, y "no hay posible colisión con espacios, fauna o flora protegida" ni "tampoco afecta a ninguna vía pecuaria ni hábitat de interés comunitario, asegura la empresa.

Tarba Energía asegura que no recurrirá "en ningún caso" a la técnica de fracking

Técnicos ambientales y geólogos de la empresa inician estos días las primeras investigaciones para conocer el potencial gasístico de estos dos yacimientos, denominados Tesorillo y Ruedalabola.

Retoman así un proyecto que, por falta de medios, fracasó en los años 50, explicó la empresa. Para ello han emprendido un escaneo de superficie conocido como magnetotelúrico, que permite detectar las acumulaciones de gas en el subsuelo hasta dos mil metros de profundidad.

El proceso consiste en enterrar cada quinientos o mil metros a solo 10 o 15 centímetros de la superficie dos tubos de 90 centímetros de largo por 5 de diámetro que se dejan allí por periodos de 6 a 12 y hasta 48 horas.

"Estos dipolos están conectados a su vez a dos instrumentos de medición en los que quedan registradas las características geológicas del subsuelo", en un estudio que "no agrega ondas ni corriente o emisiones al terreno sino que solo mide el magnetismo y la resistividad eléctrica naturales de la tierra", señala la empresa en una nota de prensa.

El objetivo de estos estudios, cuyos resultados se podrían conocer el próximo otoño, es comprobar si existe en estos yacimientos gas suficiente como para que merezca la pena su explotación.

Para ello la empresa deberá contar con la declaración de impacto ambiental favorable del Ministerio para la Transición Ecológica y de los informes previos de las autoridades medioambientales de la Junta de Andalucía, tras lo que, según fuentes de la empresa, la construcción de los pozos podría iniciarse el próximo verano.

La empresa asegura que no recurrirá "en ningún caso" a la técnica de fracking sino a una convencional de extracción de gas en areniscas, "el mismo que se viene utilizando desde los años sesenta en el Valle de Guadalquivir y otras zonas de España, sin riesgo ninguno para la población ni para la naturaleza".

El método previsto "está basado en la perforación de un sondeo vertical con sistema rotatorio hidráulico o mecánico, sin proceder a la fracturación de la roca en horizontal, como sí ocurre con el fracking, que mediante una alta presión hidráulica ejercida por decenas de bombas rompe la roca que no tiene poros naturales y crea así una roca porosa de manera no natural o no convencional".

Tarba Energía explica que apuesta por el método convencional "debido a su inocuidad" y porque la naturaleza del subsuelo "permite que el gas fluya sin necesidad de estímulos, debido a su tendencia natural de subir a la superficie".

Además, los residuos "son totalmente reciclables, y el uso del agua es mucho menor que con otras técnicas" y puede ser reciclada.

El proyecto retoma otro que se emprendió en los años 50, cuando, en una etapa en la que España sufría una gran escasez de combustibles, se perforaron varios pozos de exploración de petróleo en la provincia de Cádiz, en la zona comprendida entre El Almarchal y Cerro Gordo.

Las prospecciones las realizó en 1953 un consorcio de empresas estadounidenses y españolas, unidas al albur del acercamiento entre EEUU y España que hubo en aquella época. Tres años después, con un equipo de perforación rudimentario, fue identificada una acumulación de gas con diferentes niveles productivos, en areniscas del Terciario, entre 700 y 2.200 metros de profundidad.

La complejidad geológica y la precariedad de medios técnicos de la época hicieron que el proyecto fuese abandonado tras haber sido realizadas varias pruebas fallidas.

Ahora, Tarba Energía, una empresa española que tiene a una firma inglesa y a otra australiana entre sus principales accionistas, asegura que tiene la tecnología necesaria para desarrollar con éxito estas prospecciones.

Para ello baraja, en el caso de que los estudios sean positivos, una cifra de inversión de entre cinco y diez millones de euros, según fuentes de la empresa.

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