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Los templos del moscatel en Chipiona

De la copa al legado cultural, un recorrido por los rincones que mejor guardan el sabor de Chipiona

Dónde comprar moscatel de Chipiona: ubicaciones de las cooperativas más populares

El moscatel es un símbolo de Chipiona / M.G.

Chipiona no solo es un destino de playa. Su verdadera esencia se encuentra en una copa de moscatel, ese vino dulce, aromático y profundo que se ha convertido en símbolo de la localidad. Para quienes buscan sumergirse en esta tradición, hay tres lugares imprescindibles donde el moscatel se bebe, se vive y se cuenta.

Bodega El Castillito

Ubicada junto al Castillo de Chipiona, esta taberna fundada en 1945 por Manuel Torices es hoy la casa de los moscateles más auténticos. Su tercera generación mantiene viva la tradición con una decena de variedades que se sirven directamente de las botas. Desde el dorado más ligero hasta el Pasa Puro Viejo, denso, oscuro, con recuerdos a pasas y miel, cada copa es un viaje al alma de Chipiona.

El ambiente es sencillo, sin artificios. Paredes encaladas, botas viejas, recuerdos de una época en que el moscatel era la bebida de cada día. Para acompañar, tapas que saben a mar: mojama, chicharrones, croquetas caseras o pescaito frito. Aquí el ritual del “chato” de moscatel sigue vivo y forma parte de la identidad local.

En Bodega El Castillito puedes disfrutar de unas tapas con una copa de moscatel / M.G.

Bodegas César Florido

En plena calle Padre Lerchundi, encontramos la bodega más antigua de Chipiona, fundada en 1887, aunque la familia llevaba elaborando moscatel desde el siglo XVIII. César Florido representa la continuidad de una tradición que ha sabido adaptarse al tiempo sin perder autenticidad.

Elaboran moscateles a partir de la variedad Moscatel de Alejandría: dorado, especial, de pasas… cada uno con un perfil único, desde la frescura floral hasta la densidad licorosa. A diferencia de otras bodegas locales, César Florido mantiene producción propia, lo que le permite un control absoluto sobre cada botella.

Visitar sus bodegas es descubrir aromas intensos, botas centenarias y la historia de una familia que ha hecho del moscatel un legado. Su prestigio traspasa fronteras: sus vinos viajan a restaurantes y vinotecas de medio mundo, llevando Chipiona en cada sorbo.

César Florido tiene una gran variedad de moscatel / M.G.

Bodega Museo del Moscatel

Más que una bodega, es un centro cultural. Situado en la Avenida Nuestra Señora de Regla, el Museo del Moscatel ofrece un recorrido completo por la historia y cultura de este vino. Sus salas narran desde los orígenes romanos hasta la viticultura moderna, pasando por el papel del moscatel en la economía y la vida cotidiana de Chipiona.

La visita incluye un ecomuseo del viñedo, un museo etnológico, espacios dedicados a la ciencia del vino y, por supuesto, una zona de degustación de esta bebida y de un aperitivo a base de ibéricos y quesos. Aquí no solo se bebe moscatel: se aprende a entenderlo, a situarlo en su contexto cultural y a valorarlo como parte del patrimonio andaluz.

Con entradas entre 5 y 12 euros, es un plan perfecto para combinar cultura y enoturismo. Un lugar donde incluso los más pequeños pueden descubrir de forma didáctica qué hay detrás de esa copa dorada que tanto identifica a Chipiona.

El Museo del Moscatel ofrece una desgustación de 12 euros con un aperitivo / M.G.

Estos lugares representan tres formas de acercarse a la misma tradición. El primero, como taberna viva donde el moscatel se disfruta al modo de siempre. El segundo, como bodega centenaria que lleva el vino chipionero más allá de sus fronteras. El tercero, como espacio cultural donde el moscatel se entiende y se celebra. Tres templos, un mismo vino. Eso significa Chipiona en estado puro.

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