VERA CRUZ

Estilo con unos sólidos fundamentos

  • La cofradía sacó sus tres pasos en un año en el que consolida un nuevo orden en el que la Cruz es el eje devocional de la corporación

El Cristo de la Esperanza, de la Hermandad de la Vera Cruz, bajo la inmensidad de San Juan de los Caballeros.

El Cristo de la Esperanza, de la Hermandad de la Vera Cruz, bajo la inmensidad de San Juan de los Caballeros. / miguel ángel gonzález

Las viejas piedras de San Juan volvieron a ser testigos de la apertura del Jueves Santo con la hermandad de la Vera Cruz. La añeja cofradía aporta el sabor a hermandad antigua que procura que lo longevo de su existencia esté en total sintonía con su salida procesional. Desde el pasado año, en el que la hermandad cumplió 475 de su fundación, en el cortejo se integran tres pasos. El primero el de la Cruz que porta la reliquia de Lignum Crucis, el segundo el del Cristo de la Esperanza y cerrando el precioso y elegante palio de Las Lágrimas. La tarde, cumpliendo los pronósticos, fue mucho más fresca que días precedentes y con nubes en el cielo sin que amenazaran lluvia. No fue un Jueves Santo ' que reluce más que el sol', ya se sabe que cuando la luna cambia varía el tiempo a mejor o a peor. Esta vez se quedó en la mitad. Llevamos una Semana Santa que se escapa cada día de las precipitaciones, con jornadas de lujo como la del Miércoles o el Martes, incluso. Pero la previsión para la Madrugada y viernes no era ayer tan halagüeña y eso estaba en el pensamiento de los que llenaban la plaza Melgarejo y los alrededores de San Juan de los Caballeros.

Este año la hermandad no presentó ningún estreno de importancia después de varios años en los que prácticamente ha estrenado un paso de palio, el paso de la Cruz así como numerosas y valiosas insignias. En lo floral, el palio fue como en años precedentes con flores hechas de cera: rosas, claveles, calas, campanillas, entre otras; esta variedad conformó las cuatro piñas cónicas en los costeros del palio y en el friso del respiradero. La estética de este palio es clásica, de cajón, con bordados inspirados en los añejos que tiene la Virgen en su manto y rematado por atrás con un juego de valiosos faroles. El paso del Cristo de la Esperanza 'vistió' helechos verdes en el monte para sincronizar en su cromatismo con los faldones y respiraderos bordados sobre damasco verde.

Abrió la tarde una cruz alzada con manga bordada, acompañada por ciriales. Detrás, el cortejo del paso de la Cruz precedido de presidencia y acólitos y cerrando, el palio de respeto ya que el Lignum Crucis tiene los mismos honores que el Santísimo. Más nazarenos, alrededor de 400, puso la hermandad en su cortejo, para dar escolta al paso del Cristo de la Esperanza cuya música, delante, fue la de ministriles, del mismo modo que ante el Lignum Crucis, una música que era la que originariamente acompañaba a los pasos en sus salidas procesionales interpretando piezas sacras del Renacimiento con unos instrumentos que son auténticas reliquias. Y cerrando, el palio de las Lágrimas que tras sortear la gran puerta de San Juan, se plantó en la histórica plaza de Melgarejo al compás de marchas muy seleccionadas y de corte fúnebre. La Vera Cruz fue un año más fiel a su estilo de cofradía seria, elegante, sin estridencias y que deja al que la admira desde las aceras un regusto al Jerez eterno.

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