Diario de Pasión

Historia hilada en trazos rioja y oro

  • Jesús Rosado asegura que la restauración del manto y el pendón de Las Angustias ha sido el trabajo "más complicado" que ha tenido que afrontar en su carrera profesional

Tanto el Pendón de los Siete Cuchillos como el manto que volverá a lucir esta tarde Nuestra Señora de las Angustias componen dos de los elementos más distintivos de la Semana Santa de Jerez. En el caso de la insignia, se trata de la obra más antigua que procesiona por las calles de la ciudad durante los días de la pasión.

Eran ya 10 años los que llevaba la Virgen de las Angustias sin lucir su manto cuando la hermandad decidió dejar en manos del bordador astigitano Jesús Rosado la restauración de esta pieza junto a la del pendón. El artista considera que este ha sido "uno de los mayores retos a los que me he enfrentado". Rosado se ha enfrentado a una de las recuperaciones más complejas a las que su taller ha hecho frente al tratarse de una obra de "aproximadamente del siglo XVIII. Fuera de Sevilla es la pieza más antigua que ha caído en mis manos".

El elemento que más ha costado "es, sin duda, el pendón. De los tres años que hemos tardado en entregar la obra, los dos primeros se han dedicado íntegramente a reuniones con la Hermandad. Creo que hemos llegado a mandar hasta tres planes de ejecución para ver cómo íbamos a realizar nuestro trabajo". El problema radicaba, según palabras del obrador, "en que los hermanos querían una restauración conservacionista pero que a la vez sirviera para el uso que fue concebido. Esto quiere decir que hemos tenido que respetar todos los elementos del pendón, hemos trabajado sobre su propia base y darle la fuerza necesaria para procesionar el Domingo de Ramos". Es la primera vez que el astigitano ha tenido que programar un trabajo de estas características, ya que "normalmente, las cofradías restauran sus insignias bien para su uso o para su conservación. Las Angustias es la primera que nos ha propuesto conjugar los dos planos".

En el caso del manto, datado del siglo XIX, el trabajo ha sido mucho "más fácil porque se ha partido de una nueva base. Hemos repuesto el terciopelo de la pieza, por lo que el trabajo duro ha sido con el bordado". El taller de Rosado mandó un soporte del mando para que realizaran el tintado exacto del color, que él mismo define como "rioja. En la Hermandad nos hablaban de color legión, pero nosotros, definitivamente creemos que es más rioja".

"Ha sido para mí, sin duda, una de las restauraciones más arduas sin ser insignias demasiado grandes". Rosado comenta que a la antigüedad y al uso se le sumaba "el hecho de que el la significación del Pendón de los Siete Cuchillos es tan importante para la Hermandad como lo puede ser la propia imagen de la Virgen. Es una cofradía pendonista sin lugar a dudas". Alrededor de 10 personas se dedicaron a la restauración del manto, mientras que otras 6 se encargaron del pendón.

A la par que la dedicación de los hermanos de Las Angustias por sus enseres, Rosado exaltó "su calidad humana y la facilidad para trabajar con ellos. La verdad es que es una cofradía que mantiene un organigrama y estilo artístico muy claro en cuanto a los elementos que porta, por lo que tanto pendón como manto guardaban características parecidas".

El bordador ha trabajado en la ciudad con las hermandades de El Mayor Dolor, La Lanzada, La Borriquita y ahora Las Angustias, "no sé si lo dará la tierra, pero todas han sido bastante formales con mi trabajo y su papel durante la ejecución". Rosado, además, adelanta que tiene entre manos proyectos con otras dos cofradías de la ciudad, pero que no puede "desvelar nada hasta que me den luz verde, pero estoy encantado".

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