Cuando la Pasión se hace kilómetro
Miércoles Santo · Soberano Poder
La Hermandad de la barriada de La Granja brilla con luz propia en un gran Miércoles Santo.
NUEVE mil quinientos diez metros o, lo que es lo mismo, once horas y cuarenta y cinco minutos por delante es lo que le quedaba a la Hermandad del Soberano Poder cuando a eso de las tres de la tarde, dejando atrás los partes meteorológicos y las incertidumbres que hicieron de día de ayer una jornada atípica, se ponía en marcha desde el corazón de la barriada de la Granja, buscando la Avenida de Europa y saliendo al encuentro de un Jerez que cada año anhela el encuentro con estos cofrades venidos desde el más lejano de sus extrarradios. Presentaban este año como novedad los faroles de la Cruz de Guía y los ciriales de la Cruz Parroquial. Y si hay algún “estreno” del que los cofrades de la Granja se sientan especialmente orgullosos es del incremento, constante cada año, en el número de nazarenos; esto no deja de ser lógico en una corporación que cuida y mima a sus hermanos no sólo el miércoles Santo sino durante todo el año y que, no me canso de repetirlo, debería ser ejemplo para muchas otras hermandades. Doscientos setenta y seis nazarenos y más de setenta pequeñines en la pavera son clara muestra de lo que estamos afirmando.
El numeroso público que se congregaba a la salida de la cofradía esperaba la aparición del paso del Señor del Soberano Poder, estrenando el presente año el dorado de los candelabros centrales del paso y ornado de manera elegante con rosas rojas ‘freedom’. Como cada Miércoles Santo, el Señor de la Granja iba escoltado por agentes de la Guardia Civil hermanos de la Hermandad. Cuarenta y cinco hombres al mando de Raúl Rodríguez (con su madre, recientemente fallecida, en el recuerdo. Un abrazo grande para él desde estas líneas), sortearon la puerta trasera del templo granjero a la búsqueda de su particular ‘travesía del Sinaí’, la Avenida de Europa, donde si bien no hizo el calor del año pasado, los auxiliares de la hermandad siguieron trabajando a destajo. La Agrupación Musical la Sentencia, que un año más pone la nota musical en el único paso de esta corporación, muy bien, en su línea, ‘pitando’ fuerte y por derecho.
Por lo demás, el resto del recorrido dio pie a seguir pensando que estamos ante una cofradía grande, cada vez más llena de ilusión, con unas ganas enormes de trabajar por su barrio y por todo. La entrada en Carrera Oficial a los sones de ‘La saeta’ fue sencillamente sublime. Una vez superado el paso por la Catedral, el tránsito por las angostas calles del centro histórico, la cuesta de Limones, Tornería, el saludo en San Juan de Letrán a la Hermandad del Nazareno y el paso por la Parroquia de Fátima, con la acogida de los hermanos de la Paz, daban paso a su camino por el nuevo Jerez buscando la recogida en su templo.
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