"Los cofrades debemos ser reflejo de Cristo"

José Manuel García Cordero es un joven hermano mayor que, habiendo sido reelegido en su cargo por un masivo respaldo de cofrades de la Hermandad del Cristo, lidera actualmente la obra de la restauración de la ermita de San Telmo.

-Defínase como cofrade.

-Cristiano convencido y practicante cuyo campo de acción en la sociedad es las cofradías. Obsesionado con la liturgia, el orden y las cosas bien hechas. Celoso de los actos externos de mi hermandad.

-¿A quién agradece haber llegado a ser cofrade?

-A mi padre, él marcó mi vida cofrade desde mi niñez. Con tan solo ocho días de vida puso mi mano en el martillo de la Virgen del Valle en aquella primera cuadrilla de hermanos costaleros en 1977.

-¿Son necesarias las cofradías en la sociedad de hoy?

-Por supuesto. Las cofradías desempeñan un papel importantísimo en la sociedad. Las bolsas de Caridad y la labor social de las cofradías socorren a un gran número de entidades y ayudan a Caritas Diocesana en su labor. Además de los cofrades debemos de ser reflejo de Cristo en la sociedad, debemos irradiar luz en esta sociedad cada vez más laica.

-¿En qué deben mejorar las hermandades?

-Las hermandades en sí no deben mejorar, han estado siglos y se han sabido adaptar a todo tipo de cambios y circunstancias. Somos los cofrades los que debemos cuidar más nuestros actos y conductas. En una sociedad como la actual, no podemos dar pie a que nos critiquen o nos acusen por estos actos, alejado de la vida cristiana.

-Qué momento cofradiero recuerda con más cariño?

-Son varios y lógicamente todos entorno a mi hermandad. De niño llamar al paso del Cristo con mi padre cuando era cuadrillero, mi primer Viernes Santo cargando San Juan y después el Cristo.

-¿Qué le sugiere un nazareno descalzo?

-Una promesa, una acción de gracias por un favor cumplido. Aunque creo que estas promesas se pueden cumplir de otras formas.

-¿Cómo será en el futuro nuestra Semana Santa?

-Creo que todavía estamos creciendo. No solo en número de hermandades o número de nazarenos en los cortejos, sino un crecimiento de calidad. Cada vez se hacen las cosas con más gusto, con más sentido litúrgico y religioso. Se cuidan más los detalles y eso es en lo que tenemos que seguir creciendo.