La corrida del 67 aniversario de la inauguración de la Monumental Plaza México acabó sin trofeos por el mal manejo de los aceros, en tres faenas de distinto corte de los mexicanos Eulalio López Zotoluco, Octavio García El Payo y otra del sevillano José Antonio Morante de la Puebla.

Una lástima, pues la faena de Zotoluco fue de maestro, limpia, templada, dándole al toro su sitio y espacio, la de Morante con destellos de su estilo y otra gran faena de El Payo, que metió al toro y la gente en la muleta y el trasteo con más fuerza. Fue el único que tuvo petición de oreja y una vuelta al ruedo, con gritos de torero, torero.

Con una entrada de unas 20 mil personas, se lidiaron tres toros de San Isidro, primero, segundo y tercero, el que abrió plaza premiado con arrastre lento y los otros dos sin opciones y tres de Barralva, cuarto quinto y sexto. Buenos los dos últimos y con peligro y no fácil el cuarto. Todos con buena presencia y bravos para los montados. Y una noche espléndida, tibia y sin viento.

Zotoluco, en plan de maestro. Al primero lo toreó superior con el capote y faena muy bien estructurada, con series largas y gran temple. Una real faena, Estocada tendenciosa y cuatro intentos de descabello. Con el cuarto, que exigía mucho, lució su poderío y logró otra faena muy por arriba de las condiciones de la res, nuevamente falló con la toledana.

Morante, con el segundo que no tuvo ni estilo y fue deslucido, trató sin lograr su propósito. Mató de tres viajes. Con el quinto muy bien con el capote en verónicas son su sello y una faena que sin bien no tuvo una estructura uniforme, si momentos de indudable calidad. Pinchó tres veces y cuatro descabellos.

El Payo tuvo un manso como enemigo en el tercero y se mostró decidido y con ganas y mató pronto. Con el sexto, lo fue consistiendo hasta meterlo en la muleta y armar un auténtico escándalo. Una gran faena dos pinchazos en lo alto y una soberbia estocada.