Crónica de la Feria de San Miguel

¡Qué hartazgo de toros ancianos!

Daniel Luque fue el diestro más destacado de la tarde.

Daniel Luque fue el diestro más destacado de la tarde. / Juan Carlos Muñoz

Dato que hemos de tener muy en cuenta a la hora de contar lo que pasó en la décima corrida de esta atípica Feria de San Miguel es que en una tarde en que apenas hubo algo que destacar, los tres toreros fueron despedidos con el cariño de las palmas y el respeto de una afición que comprendía lo imposible de la misión que fue estar delante de los seis toros que Ricardo Gallardo envió a Sevilla. Con la excusa de esa pandemia que tanto daño ha hecho a la economía en general y a la de la ganadería en particular están saliendo a la plaza toros no con la edad cumplida sino rondando la ancianidad. Y eso está ocasionando que los toros no duren en la muleta, de tal forma que estamos viendo torear mejor con el capote que con la muleta. Tanto tiempo añorando el buen toreo de capa y eso es lo que está destacando en esta Feria.

Una Feria que pide a gritos un zambombazo, no ya una Puerta del Príncipe, que eso es ya demasiado, la gloria, sino una faena que iguale a lo que Emilio de Justo desgranó el jueves pasado ante el ‘victorino’ Portezolano. Merece esta Feria que los toros embistan para que haya lucimiento y, según estamos sufriendo, no parece probable con la cantidad de toros que están saliendo camino de la ancianidad. Ayer decía el ganadero que traía una corrida muy sevillana, esa del toro con buenas hechuras y con los kilos precisos, pero para abrir boca saltó al albero Ojinegro, un toro de buenas hechuras, pero al que le sobraban cien kilos... y un año. 

Joder con el toro sevillano del ganadero. Pues con ese mastodonte estuvo Antonio Ferrera remando cuesta arriba y eso que hasta brindó a la plaza demostrando que venía dispuesto. Pero el toro se acabó antes de empezar, como si la vida se le fuese yendo por todos los poros de su cuerpo. Y Ferrera hizo lo que pudo tras intentarlo todo, por lo que optó por la brevedad para matarlo de estocada corta tras un pinchazo arriba. En el cuarto, más de lo mismo, pero con el agravante de que el toro sabe qué se deja atrás y mira a cualquier cosa menos al engaño. A matar de media estocada y la plaza no sale de un silencio inacabable. 

Miguel Ángel Perera, que llegaba tras vivir una buena tarde con Gerifalte, de Garcigrande, el sábado, también iba a estrellarse con lo que le tocó de Fuente Ymbro. Logra un recibo a pies juntos que será de lo poco que dé de sí la corrida, pero el toro se desploma al primer pase de tanteo para no regalar una sola embestida, tira a abreviar y a otra cosa. El quinto complica la labor de los banderilleros y Curro Javier logra el par de la Feria casi al hilo de las tablas. Perera saca con pases de tirón al toro hasta los medios, intenta someterlo, pero el toro embiste rebrincado, sin celo alguno, va a menos en cada embestida, es un esfuerzo sin recompensa y el extremeño lo mata de tres pinchazos y un descabello.

El cénit de esta corrida tan plana lo marca con el capote Daniel Luque en el tercero. Formidables y numerosas verónicas que sacan a la plaza del marasmo y en el quite es arrollado Daniel, al que le pasa el pitón rozando el cuello. Brinda a la plaza y tras un comienzo preñado de torería, le forma un lío por ambos pitones. Un lío gordo que va perdiendo contenido al compás de cómo el toro va a menos. Un pinchazo da al traste con la oreja que tenía cortada y hasta suena un aviso por la tardanza del toro en doblar. El sexto es otro anciano más que apenas tiene vida, Luque intenta meterlo en el canasto, pero el toro es un auténtico semoviente. No ha pasado nada una tarde más, pero los toreros se van aplaudidos, ¿por qué será? Porque cuando no hay toros...

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios