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Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

La ciudad del caballo del malo

Hasta qué punto la lentitud de la Administración se debe al exceso de celo funcionarial o a la mala gestión política

El Ayuntamiento de Jerez padece como nunca la terrible losa de la tradicional burocracia, incrementada en estos tiempos por un exceso de celo de los responsables de firmar cualquier informe, aunque sea para comprar un paquete de folios. Es lo que el jerezano Javier Sánchez Rojas, presidente de los empresarios de la provincia, viene llamando desde hace ya tiempo una 'huelga de bolígrafos' de los funcionarios públicos de las diferentes administraciones, se supone que por temor después de los varapalos judiciales que se han llevado últimamente muchos compañeros del gremio. Lo último, por poner sólo algunos ejemplos, la falta de contratación del ciclo de Viernes Flamencos, del ambigú del Alcázar para las Noches de Bohemia o de los comedores escolares, todos ellos asuntos cuyas fechas se sabían desde hace meses. Pero, nada, hasta el último minuto han estado empantanados por desidia, falta de medios, miedo... ¿O un poco de todo y además mala gestión?

El caso del historiador jerezano Javier Jiménez, que hoy publicamos, es un buen ejemplo de todo ello. Se ha quedado fuera de recibir ayudas de un plan (Emple@Joven) porque la tramitación de su expediente ha tardado tanto que ha superado la edad máxima permitida para acceder a él, 30 años. En este caso parecen concurrir, además de lo anterior, otras circunstancias como la falta de personal encargado de tramitar esas ayudas al empleo. Es decir, existen los fondos, se han liberado, pero no hay quien los reparta y ahí se quedan.

Bajo esta triste realidad quedan atrapados a diario jóvenes en busca de un trabajo, proveedores, artistas, ciudadanos en general y hasta los propios empleados municipales. No hablemos de una licencia. Para instalar un puesto de castañas te llega en junio del año siguiente, con la fresquita. El sistema pendular que tanto gusta emplear en nuestro país ha provocado que hayamos pasado de la alegría indiscriminada en el gasto público (se construía un circuito en una tarde) a que cualquier informe necesario para la cosa más simple (el paquete de folios) pase de mano en mano hasta entrar en un bucle de difícil salida.

Lo que resulta igualmente preocupante es que esta indiscutible realidad está sirviendo también para tapar la ineficacia en la gestión de muchos políticos que comienzan cualquier conversación diciendo que "esto va a tardar" y echando la culpa de ello a sus propios funcionarios, de los que muchos confiesan estar hartos. En el caso del Ayuntamiento de Jerez, a todo ello hay que sumar que algunos de esos funcionarios están enfrentados por motivos políticos que también acaban afectando a la atención a los ciudadanos.

Hace tiempo que todo se mira con varias lupas antes de dar un visto bueno, si es que se da. El precio que se paga por todo ello es, a veces, muy alto. Hasta qué punto la lentitud se debe al exceso de celo funcionarial o a una mala gestión política es lo que conviene aclarar para que, llegado el caso, se puedan derivar responsabilidades. Que ya está bien.

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